El arreo
de grandes partidas de ganado desde El Rosario hasta el naciente pueblo de
Mexicali, Baja California, desde la primera década del siglo veinte, y las
embestidas a sangre y fuego de los salteadores de caminos..
Nuestras
tardiciones son cultura y conocimento, valorémos y conservémos nuestro legado.
Por el
Ing. Alejandro Espinoza Arroyo
19 de
Octubre de 2012
El
Rosario, Baja California, México
Artículo
número 103
“Somos de
Baja California, no de Baja; Bajacalifornianos, no Bajeños'.
La
presente investigación no sigue lineamientos gubernamentales, ni políticos de
ninguna índole.
ALGO MAS
SOBRE NUESTRAS TRADICIONES BAJACALIFORNIANAS.
Fue en los primeros días de la fundación
del entonces pueblo de Mexicali, y tambien los primeros años del naciente siglo
veinte cuando se arreaban grandes partidas de ganado, que desde El Rosario,
eran llevadas hasta unos corrales y potreros que existían en Pacualitos,
pertenecientes a unos chinos, quienes compraban los vacunos para engordarlos y
exportarlos a Estados Unidos de (Norte) América, y tambien para el poco
comercio local que entonces se tenía entre los escasos pobladores del valle, en
aquel tiempo en manos extranjeras.
Fue en la
primera década del siglo veinte, cuando mi tatarabuelo Don Policarpo Espinoza
Marrón, su padre Don José del Carmen Espinoza Salgado, y su hijo, Don Santiago Espinoza Peralta, mi
bisabuelo, se dieron a la tarea de arrear partidas de hasta mil cabezas, pero
nunca menos de quinientas, que primero 'campeaban', y seleccionaban en los
corrales y cañones del antiguo rancho 'Espinoza', llamado San Juan de Dios, en
El Rosario.
Y luego
que ya estaba el ganado seleccionado para el largo viaje por serranías y
desiertos, y arribarlo a Mexicali por el lado sur de la sierra cucapah, arreado
por decenas de expertos vaqueros, entre los que se encontraba mi abuelo
Alejandro 'Negro' Espinoza Peralta.
Al llegar
al portezuelo de las 'caydas' del desierto,
que 'portezuelo' se le llama a una parte baja de la serranía, como
diciendo 'puerta en el suelo', después de cruzar las estribaciones al sur de la
sierra de San Pedro Mártir, iniciaban las 'caydas' del desierto, que en el
argot vaquero siginifica 'bajar', en este caso al desierto de San Felipe. La
'cayda' al desierto era por el rancho 'El Parral', que pertenecía a Santiago
Bareño Lariñaga, ese era el principal
'portezuelo' de aquellos arreos entre El Rosario, y Mexicali, Baja
California.
Cuando las reses que para entonces habían
sobrevivido, las arreaban por lo crudo del desierto, siempre ante la gran
escacés de agua, las abrevaban en las inmediaciones de lo que hoy se conoce
como 'Balneario cañón de Guadalupe', en la zona de la laguna salada del
municipio de Mexicali, o en cualquier otra tinaja, oasis, o ciénega.
Cuando ya
el ganado llegaba a 'Pascualitos', era encerrado en los corrales de los chinos,
y en grandes potreros, entonces le pagaban al caporal a cargo de la arreada, o
al propio Don Santiago Espinoza Peralta, con lo que iniciaba el largo tormento
de regresar a El Rosario por el mismo camino del arreo, llevando consigo el
dinero producto de la venta de ganado, que era el botín preferido de los
asaltantes de caminos. Según las relaciones que mi abuelo y bisabuelo hacían,
los chinos en el valle de Mexicali, siempre contaban con hombres armados para
protegerse de los bandidos.
El regreso era en conjunto por todos los
vaqueros, quienes viajaban hombro con hombro, y codo con codo, siempre alertas,
y con vigías apostados en distintos puntos para avisar con señales de humo,
pero no al estilo de los antiguos pobladores, sino al estilo vaquero, para que
los que regresaban con las alforjas
llenas de dinero, estuvieran al tanto de los sitios donde se encontraban los
salteadores de caminos, que por cierto eran muchos mas individuos que los
propios vaqueros. Por el antiguo camino del arreo, muchas cruces se encontraban
señalando el sitio de los caídos, o bien sepulturas de bandoleros se distiniguían unas de
otras, pues los bandoleros jamás sepultaban de manera correcta a sus
compinches, solo los medio sepultaban y les colocaban algunas desaliñadas
señales de que se trataba de una tumba.
Las
autoridades muy poco, por no decir que nada pudieron, o quisieron hacer ante
los atropellos de los indeseables, ya que ni bien tomaban a alguno preso,
debían trasladarlos ante la representación de la autoridad, ya fuera en
Ensenada, Mexicali, Tijuana. Los 'presos', si es que les lograban echar mano,
pronto se fugaban pues sus compinches los liberaban tendiendo emboscadas en el
trayecto a quienes los llebaban presos, y por lo regular escapaban bajo
estruendosa carcajada, y burlas para los gendarmes que dejaban desarmados y a
pie en campo abierto.
DON
GUADALUPE LOYA ESPINOZA, UNO DE LOS CAIDOS.
En uno de
aquéllos viajes de regreso del pueblo de Mexicali, mas o menos en 1925, Don
Guadalupe Loya Espinoza, primo hermano que fue de mi bisabuelo Santiago
Espinoza Peralta, regresaba con la alforja principal del dinero, siendo atacado
por un grupo de bandoleros casi al llegar a El Rosario, quienes cobardemente lo
ultimaron a tiros para arrebatarle el producto de meses de esfuerzo de todo el
grupo que regresaba de un viaje de arreo.
Don
Guadalupe, que era el segundo 'Loya' de su familia nacido en El Rosario, con su
descomunal estatura quedó tirado largo a largo sin vida, dejando en la triste
soledad a su viuda Dolores Murillo, y a varios hijos, todos chicos y de mediana
edad. No fue el único rosareño que perdió la vida ante semejante situación,
antes y después que él muchos cayeron. El primero fue su hermano mayor Jesús,
después Esteban Villavicencio Loya, Julio Espinoza Peralta, hermano de mi
bisabuelo, quien falleció asesinado en Mexicali por un grupo de bandoleros
quienes asaltaron al grupo de vaqueros
rosareños.
Las
tácticas de recibir dinero cambió, mi bisabuelo se entendió en negocios con el
chino Rafael Chan, quien en Ensenada poseía una tienda general, y fue a través
de su tienda en que recibió los pagos, principalmente en mercancías, o por ordenes de él a Chan, ya fuera que Chan
pagara en las agencias de autos, o cualquier otra tienda donde mi bisabuelo se
abastecía; Chan le enviaba las mercancías a mi bisabuelo en barco de Ensenada
hasta el Puerto de los Chinos, en las cercanías de Punta Baja. En las
cuestiones legales se apoyaba en el
licenciado Don Manuel Careaga, radicado en Ensenada.
Para evitar asaltos los vaqueros eran
desviados de Mexicali a Ensenada, a la tienda de Chan, quien les pagaba, ya
fuera en ropa, o en dinero constante y sonante. Y luego que los vaqueros
recibían su pago, muchos se iban a las cantinas a emborracharse, otros más
tomaban raite en algún barco con todo y caballo con rumbo a El Rosario, o bien
viajaban a lomo de su bestia hasta aquel lugar, doscientos sesenta kilómetros
de polvoroso andar, desde Ensenada hasta El Rosario.
Por cierto
que mi bisabuelo marcaba con fierro de herrar sus monturas, sus bestias, y su
ganado; tenía organizadas sus fuerzas de trabajo por grupos de vaqueros que
llamaba como: 'Fuerza 1, fuerza 2”, y así sucesivamente, dependiendo de la
experiencia y destreza de sus hombres; los de la fuerza 1, fueron siempre los
mejores. De aquellas antiguas monturas tengo el gusto de conservar una.
Ya para la década de los 1930, aquel
romántico y épico trabajo del arreo, pero que tan duras faenas requería por
parte de los vaqueros, hubo de llegar a su fin, no por falta de ganado, o de
clientes para su compra, sino por la inmensa cantidad de ladrones que existían
tanto en la ida a Mexicali como al regreso a El Rosario, principalmente cuando
los asesinatos aumentaron en forma alarmante, y cuando muchos 'rancheros' se
hicieron de ganado al robarse algunos ejemplares de cada arreada.
En una ocasión, un frío día de 1920, un
jóven vaquero avecindado en El Rosario
de unos catorce años de edad, en un arreo rumbo a Mexicali, en la
sierra, y ante la urgente necesidad de esconderse de un seguro asesinato a
manos de aquellos rufianes, se guareció en la parte hueca del tronco de un
viejo árbol que se encontraba de pie, siendo encontrado días después por sus compañeros vaqueros y familiares,
muerto por congelamiento. Al parecer provenía de la familia Arce de San
Ignacio, Baja California Sur, y fue encontrado por Santiago Bareño Lariñaga,
aunque muchos lo buscaban.
A Juan Ortega Espinoza, primo hermano de
mi tatarabuelo Don Policarpo Espinoza Marrón, lo asesinaron por gusto en un
baile vaquero, y ante el dolor de sus familiares, mientras los indeseables
bandoleros se carcajeaban al verlos sufrir, esto ocurrió en 1890, cuando aún no
se arreaba ganado al valle, y ni Mexicali existía siquiera, pero si existían
los ladrones que merodeaban, y azotaban desde hacía décadas a la rancherada y
sus bienes, bandoleros que provenían en gran número del otro lado de la
frontera, llamados aquí 'gringos locos', 'Gabachos', y 'Gabardinos', este
último mote debido a las largas gabardinas que usaban y donde escondían sus
armas; aunque también merodeaban muchos otros
bandoleros nacionales de México.
En la ex misión de San Fernando Velicatá,
en otra fiesta cayó bajo las balas de los indeseables un jóven de apellido
Núñez, en los mismos tiempos en que acabaron con la vida de Juan Ortega
Espinoza en El Rosario.
No quisiera extender en mucho, por esta
ocación estas tristes narrativas, lo que sí quisiera agregar son al menos dos
cosas:
Que estoy de acuerdo con la corriente
de pensamiento que dice que de todo lo que existe dentro del universo, lo más
raro es el planeta tierra, y dentro de la tierra, el más raro es el ser humano;
y si no, podemos observar a los ruines humanos que existen en todas las
generaciones, y que parece que por ahora se han multiplicado; y a muchos otros
que sobreponen el dinero y los bienes materiales por encima de la vida misma,
como si al morirse se fueran a llevar sus 'conquistas temporales'.
Y el otro comentario es para recordar al
michoacano Licenciado Don Rafael Reyes Núñez, poeta, escritor, y político
mexicano, (1873-1940) quien jamás estuvo, y tal vez ni siquiera supo de la
existencia de mi pueblo El Rosario, Baja California, pero que sus últimas
palabras encajan de manera ideal con lo narrado en este artículo, cuando de
gente ruín se trata. Don Rafael fue abuelo de mi amigo el Arquitecto tijuanense
Federico Guillermo Reyes Alvarez.
Don Rafael Reyes Núñez, la tarde anterior a
su fallecimiento, el 27 de noviembre de 1940, escribió:
“Sentí que
una racha fría,
pasó
suspirando por mi frente,
y que la
tranquilidad me invitó a bajar al sepulcro,
Que dulce
sueño dormiré lejos de las miserias humanas,
Habiendo
ofrendado mi último aliento,
A mi
esposa, a mis hijos, y a dios”.
Qué puede hacer un humano, que otros no
lo hostiguen, lo persigan, le compitan de manera desleal, o lo peor de todo, le
arrebaten la paz, y hasta la vida.
Mientras
unos, los primera mano lo arriesgan todo; otros, los segunda mano, los que
copian, los que envidian, los que se adornan con el trabajo ajeno, los que
viajan gratis por la vida, los que lo persiguen todo, los yoyos, los de ego
crecido, son los que se aprovechan de la fuerza y visión de los forjadores; a
eso es, creo, a lo que Don Rafael Reyes Núñez, llamó “miserias humanas',
sintetizadas en pocas palabras, tan
vigentes siempre.
O como lo
canta el colombiano 'Carlos Vives':
“Como dios en la tierra no tiene amigos, no
tiene amigos, por eso anda en el aire”...
AUTOR DEL
ARTICULO:
ING.
ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO
EL
ROSARIO, BAJA CALIFORNIA
A 19 DE
OCTUBRE DE 2012.
El
presente es una investigación de nuestras raíces bajacalifornianas, se permite
su uso en partes o en su totalidad, siempre y cuando se le otorguen los
créditos al autor, quien lo protege bajo patente 1660383, y no sea utilizado
con fines comerciales, de lucro, o políticos.
NOTAS
RELEVANTES:
Un día
como hoy 19 de octubre de de 1848, Don Manuel Clemente Rojo Zavala, el insigne
peruano, a los veinticinco años de edad, se encontraba hospedado en El Rosario,
Baja california, en casa de mi tatita Carlos Espinoza Castro, a quien dibujó
Rojo, un día como hoy, pero hace ya 164 años, precisamente hoy.
Don
Guadalupe Loya Espinoza nació en el rancho El Rosarito de los Loya Espinoza
hacia 1872, fue casado con Dolores Murillo, siendo sus hijos: José, Rosa,
Guadalupe (mujer), Adelaido, y Ruperto. De los actuales descendientes de los
Loya Murillo, tenemos a las familias Loya Espinoza, Loya Gaona; Montes Loya,
Duarte Loya, Valladolid Loya, Montes Espinoza, Duarte Viera, Acevedo Loya, Loya
Espinoza, Duarte Acevedo, entre otros, quienes actualmente viven en El Rosario,
Mexicali, Tijuana, y Estados Unidos.
Dolores
Murillo, al enviudar de Guadalupe Loya Espinoza, se casó con Don Salomé Acevedo
Marrón, con quien procreó cuatro hijos, entre ellos al señor Crúz Acevedo
Murillo, abuelo de la mexicalense profesora Bertha Paredes Acevedo. Más tarde
falleció Dolores Murillo, y Don Salomé Acevedo Marrón se casa en segundas
nupcias con Francisca Valtierra, procreando a Salomé (mujer), Epifanio,
Aurelio, Trinidad, Juan, y Jesús (hombre).
Y POR
PARTE DE DON RAFAEL REYES NUÑEZ TENEMOS QUE:
José
Antonio Martínez Alvarez, escribió un libro dedicado a la memoria del
Licenciado Rafael Reyes Núñez, al que intituló: “Don Rafael Reyes, un
Piedadense ejemplar”; en su página 209, Martínez publicó el manuscrito de Don
Rafael, que en su lecho de muerte encontró su hija Ana María, dentro de la
camisa de su padre, escrito la tarde anterior a su deceso, misma nota que se
inserta a este relato, con los créditos correspondientes.
Se
recomiendan las siguientes páginas con importantes investigaciones y narrativas
de la Baja California.
1.- www.californax.blogspot.com Donde escribe el Ing. Simón Oscar Mendoza
Salgado, La Paz, Baja California Sur.
2.- Www.olatv.com.mx Crónicas Sudcalifornianas
del Prof. e Historiador Eligio Moisés Coronado.
3.- 'La
Talacha Completa' Sitio del Prof. Armando Trasviña Taylor
4.- 'El
Coyote Todosanteño': Soliloquios poéticos, Blog de Valente Salgado Calderón de
la Barca.
5.- Www.antiguacalifornia.org
: Sitio de la Sociedad de la Antigua California.
6.- Www.ammo-gokio.blogspot.com
Blog de Martín Ortega Geraldo.
SOMOS DE
BAJA CALIFORNIA, NO DE BAJA; BAJACALIFORNIANOS, NO BAJEÑOS'.
Nota Importante:
Este artículo fue publicado por el diario El Vigía
el día 28.10.2012 - 12:00
en su edición impresa.
http://www.elvigia.net/noticia/arreo-de-ganado-por-las-caydas
Nota Importante:
Este artículo fue publicado por el diario El Vigía
el día 28.10.2012 - 12:00
en su edición impresa.
http://www.elvigia.net/noticia/arreo-de-ganado-por-las-caydas