"NUESTRA TIERRA SE LLAMA "BAJA CALIFORNIA", NO SE LLAMA "BAJA":
SOMOS "BAJACALIFORNIANOS", NO SOMOS "BAJEÑOS"... "Agradezco infinitamente a mi amigo ARQ. MIGUEL ALCÁZAR SÁNCHEZ, el apoyo que me ha brindado al diseñar ésta página y subir mis trabajos desde el año 2007"

jueves, 1 de diciembre de 2011

“LOS INDESEABLES”; SUJETOS ASI LLAMADOS EN BAJA CALIFORNIA POR SU CRUELDAD, DESFACHATEZ, Y RUINDAD.

Por Ing. Alejandro Espinoza Arroyo
Martes 01 de Diciembre de 2011.

Cuando vemos alguna película gringa, en la que se enaltece los sufrimientos de sus pioneros recorriendo a pie, a caballo, o en carretas las grandes llanuras, y las montañas desde el Este de aquel país, con rumbo a California, y al viejo Oeste en general; jamás vemos que se haga la más mínima mención de los que antes, mucho antes que ellos llegaron, e hicieron florecer las inhóspitas tierras del “Salvaje Oeste”, según su decir, mientras que para los demás eran las tierras de los nativos ancestrales, primero; españolas, y mexicanas después; y que las películas gringas pomposamente las publicitan como las tierras de la fiebre del oro, el salvaje oeste, y la tierra de los pioneros, esto cuando ya se encontraban en manos del imperio yanqui, muy pocas veces haciendo alusión a los trabajos que los nativos, los españoles, y los mexicanos realizaron.
Escasamente vemos en esas películas, las desbandadas de forajidos que cruzaban la nueva frontera con rumbo al sur, al viejo México, sitios muy apetecidos por aquellos rufianes para llevar a cabo inmensas tropelías con nuestras familias, las que con tanta escasez y dificultades aquí se asentaban. Aquellas hordas de indeseables gringos eran también acompañados por indeseables mexicanos, europeos, y aventureros de toda índole, siempre profundizados en el vicio, la lapidación, el pillaje, la burla a flor de piel ante el caído, y la cobardía y el llanto al verse menguados.

Y eso que escribo con respecto a aquellos miserables chacales, no es cuestión de animadversión de mi parte hacia ellos, más bien es recordarle o hacerle saber a los actuales y a nuestros futuros descendientes, sobre las duras condiciones de vida que los nuestros pasaron para poder dejarnos esta tierra, tradiciones, y costumbres, que por malas, pobres, o intrascendentes que para algunos parezcan, son las que nos dan sentido e identidad.

Ni bien iniciaban con un ranchito, ni bien criaban algunos animalitos, cuando sobre nuestros rancheros caían aquellas hordas de saqueadores, y si alguien se atrevía a enfrentarlos, les quemaban las casas, violaban a sus mujeres, secuestraban a algún miembro de la familia, o simplemente asesinaban sin piedad.

Muchos hombres que llegaban a este suelo peninsular, provenían del interior del país, otros más del lado gringo, de Sudamérica, de Asia, y de Europa; muchos de aquellos eran buenas personas, de buenos principios, con conocimientos y costumbres que trasmitían entre los californios, incluso dejaron sus estirpes cuando se casaron con mujeres de aquí.

Pero había otros “Los Indeseables”, como se conocían en general, fueran de donde fueran; pero si eran mexicanos, se les llamaba: “Tagualilas, Chuntaros, Cuchis, o Cuchibriachis”; y esas maneras de llamarlos eran porque se les mostraba doble desprecio por ser nuestros paisanos en contra de sus paisanos.

No tardó mucho en que el gobierno persiguiera a aquellos bandoleros, sin embargo mucho con placa trabajaban para los dos bandos, o por lo menos obtenían sus buenos dividendos por las cuotas que los malhechores les pagaban, de acuerdo a los “arreglos” que entre ellos tenían. En Ocasiones cuando algún buen “Rural” del gobierno llevaba preso a algún malviviente, no faltaban sus compinches que en la serranía lo liberaran, en ocasiones asesinaban al rural de la “Acordada”, o se reían de ellos porque eran mayores las fuerzas de los malvados.

Con el paso del tiempo, y ya para el año de 1837, más o menos, en mi tierra nuestros rancheros se dieron a la tarea de construir murallas a base de rocas, para tener sus trincheras, y poder defenderse de los ladrones; tenemos así lo que ahora se conoce como “El corral del Chino”, las murallas de San Juan de Dios, los “Corrales” en “Los Mártires”, y tantas otras obras de defensa, que solo es cuestión que alguien al pasar por esos rumbos se dé el tiempo de visitarlos y analizarlos. Hoy en día se utilizan como corrales, pero en su origen y durante muchas décadas fueros obras de defensa.

Nuestros rancheros llamaban de muchas maneras a aquellos viles seres, sus apodos eran entre otros: Moscas, por encimosos; Mazatanes por buenos para tomar café; Lurios, por enamorados; en fin.

Por desgracia en la actualidad que vivimos, no son pocos los malvivientes que alternan con cualquiera, y en cualquier medio; ahora los actuales “Indeseables”, mejor conocidos como “Malandros”, son gentes que tienen lo suyo, y que no describiré.

Y si bien las películas, y las novelas nos hacen el flaco favor de olvidar los enormes esfuerzos de abnegadas familias ya pasadas, y otras del presente, al menos nosotros sí les damos la dimensión que merecen.

Este pequeño artículo lo dedico a la memoria del Señor Guadalupe Loya Espinoza, quien falleció a manos de “Los Indeseables” en El Rosario, a principios del siglo veinte; así también a la memoria de Jesús Loya Espinoza, el hermano mayor de Guadalupe, quien también falleció a manos de aquellos chacales; sin olvidar a Julio Espinoza Peralta, hermano de mi bisabuelo paterno, quien falleció en Mexicali a manos de los mismos individuos; a Marciana Marrón Ortiz, tía que fue de mi abuela paterna, quien falleció a manos de los mismos individuos; a Juan Ortega Espinoza, asesinado a los 18 años de edad por los mismos sujetos; a Rosendo Peralta Murillo, caído por las mismas circunstancias; a Aquilina Loya Espinoza, también asesinada por aquellos chacales; y a tantos más que han quedado bajo los polvos del olvido; a todos ellos donde quiera que se encuentren, mi consideración.

AUTOR DEL ARTÍCULO

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO
EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO
JUEVES 01 DE DICIEMBRE DE 2011.

El presente trabajo es de orden intelectual propiedad del autor, quien lo tiene protegido bajo patente número 1660383, se permite su uso, siempre y cuando no sea con fines de lucro o comerciales, y se otorguen los créditos correspondientes..



Muralla en San Juan de Dios, El Rosario, Baja California, que se utilizaba para encerrar el ganado, y como defensa ante los ataques de “Los Indeseables”; su construcción la inicio Carlos Espinoza Castro, hacia el año de 1837. Foto Alejandro Espinoza Jáuregui: 17 de Septiembre de 2007.


Corral que fue construido en el rancho “El Metate” propiedad que fue de mi bisabuelo Santiago Espinoza Peralta, quien a su vez fue bisnieto de Carlos Espinoza Castro. Se puede ver la puerta que se le construyó muchas décadas después de construido.Foto: Alejandro Espinoza Jáuregui: 17 de Septiembre de 2007.


Corral “Del Medio”, originalmente construido con los mismos fines de defensa; este corral data de la década de 1830, fue construido por Carlos Espinoza Castro, y se encuentra cerca del rancho San Juan de Dios, y de “El Metate” de la familia “Espinoza”. Foto: Alejandro Espinoza Jáuregui: 17 de Septiembre de 2007.


Muralla para la defensa del rancho “Los Mártires” de la familia Duarte en El Rosario, Baja California. En la parte alta de la montaña que se ve al fondo existe otra muralla, desde donde disparaban los “Duarte” para defenderse de los ladinos aquellos. En la parte de abajo, la muralla que se ve en la foto, era donde se guarecían las familias. Foto: Alejandro Espinoza Jáuregui: 17 de Septiembre de 2007.

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