"NUESTRA TIERRA SE LLAMA "BAJA CALIFORNIA", NO SE LLAMA "BAJA":
SOMOS "BAJACALIFORNIANOS", NO SOMOS "BAJEÑOS"... "Agradezco infinitamente a mi amigo ARQ. MIGUEL ALCÁZAR SÁNCHEZ, el apoyo que me ha brindado al diseñar ésta página y subir mis trabajos desde el año 2007"

sábado, 1 de diciembre de 2007

MUSEO COMUNITARIO “EL ROSARIO”.

Hacia 1872, se dió inicio a la formación de escuelas en Baja California, siendo la primera en la exmisión de Santo Tomás, cuyo fundador fue el Lic. Manuel Clemente Rojo, y el primer preceptor fue Eliseo Schieroni.
En la exmisión de El Rosario, Baja California, y los ranchos de su comarca, los padres eran quienes impartían a sus hijos las primeras letras, hacia 1886 nace en este lugar la primer escuela; fue la Nacional Mixta Elemental número IV, cuyo primer preceptor fue Sebastián de Aparicio Soriano; posteriormente a principios del siglo XX, nace Nacional Mixta Elemental numero VI. Ambas escuelas se instalaron en la casa particular de Carlos Espinoza Castro, antiguo soldado misional, y fundador del Linaje Espinoza, en El Rosario. La comunidad construyó un edificio que vino a brindar apoyo a la comunidad estudiantil, sin embargo hacia 1919, era insuficiente el espacio disponible para la actividad.
En agosto de 1919, el gobernador del Distrito Norte de Baja California, Coronel Esteban Cantú Jiménez, visito El Rosario, y la primera solicitud que se le presentó por el pueblo, fue la construcción de una escuela. Siendo esta petición la mas sentida de otros muchos lugares recorridos de aquella gira; ordeno se construyeran una cincuentena de edificios distribuidos estratégicamente por todo el Distrito.
El edificio autorizado para El Rosario, fue uno del estilo Victoriano, con amplias medidas, corredor, construido en madera, el cual quedo concluido en 1921, con un costo de veinticinco mil pesos de la época.
Con capacidad para recibir a cien niños, nació así la Escuela “Padre Salvatierra”. Su primer grupo de alumnos se instalo en el nuevo recinto en diciembre de 1921, su primer profesor fue Luís Gildardo Rembao, y su primer alumno Alejandro Espinoza Peralta; se inauguro oficialmente en 1923.
El inmueble funcionó desde 1921 hasta 1983, año en el que es abandonado por causar peligro a sus usuarios, dado lo avanzado de su deterioro.
En 1980, es utilizado para transmitir películas, y bailes.
En 1986, el Instituto Nacional de Antropología e Historia lo incluye en el catalogo de bienes inmuebles con carácter histórico.
En 1992, se le destina como primer recurso para iniciar su rehabilitación, la venta del libro “LOS ROSAREÑOS”, publicado en 1992, cuyo autor, es el de este articulo. El 28 de Junio de 1993, se inicia la rehabilitación y se concluye la primera etapa el 8 de octubre de 1994, inaugurándose en el edificio el Museo Comunitario, el 9 de octubre de 1994, el cual ha mantenido sus puertas abiertas desde entonces.
La rehabilitación fue llevada a cabo con el apoyo de empresas privadas, instituciones de los tres niveles de gobierno, y por la comunidad, siendo guiados los trabajos desde su inicio y hasta la fecha, por el autor de este articulo, quien es el responsable del museo, y su fundador.
Las colecciones que exhibe el museo muestran la vida de este pueblo y su historia, destacando entre sus colecciones, vaquerías, pesquerías, minería, artículos diversos, aperos de labranza, viejas fotografías y documentos de las familias pioneras de la región. Abre sus puertas todos los días, siendo su horario en fines de semana de 10:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, entre semana en horario normal; su entrada es libre.
La rehabilitación integral del edificio se mantenido de manera constante, desde 1993, y hasta la fecha, al mismo tiempo que se han ido integrando sus colecciones.
En 2005, se le instalaron banquetas perimetrales, cerco, rejas e instalación eléctrica, en 2007, se reparo de manera total el piso y el corredor.
En la actualidad este edificio es el único que sobrevive de los más de cincuenta originalmente construidos.
La importancia de este edificio para Baja California, y para El Rosario en particular, es de vital importancia, ya que representa no solo la cuna de las primeras letras de nuestros abuelos, sino también, la vida de los pioneros que se manifiesta al recorrer su sala de exhibición, es además por mucho una joya por su agradable diseño estilo victoriano, y que al cruzar su corredor transporta al visitante a otros tiempos.
Es en El Rosario, el edificio de más valía por sus antecedentes históricos, por su arquitectura, y por alojar en su seno el devenir desde los primeros pobladores de la región, y hasta nuestros días.