“¡Pobre México, tan
lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos!”: Porfirio Diaz.
Por Ing. Alejandro
Espinoza Arroyo
El
Rosario, Baja California
Artículo
número 116
Somos de
Baja California, no de ‘Baja’
“Nuestras
tradiciones son cultura y conocimiento, valoremos y protejamos nuestro legado”.
Sólo
es cuestión de darle una ligera mirada al
mapa de la república mexicana, y claramente se aprecia que Baja California, está en la orilla
del país, y no en el interior, como los funcionarios mexicanos capitalinos lo
creen y lo dicen.
Y si continuamos observando el mapa de
México, se aprecia que los que están en el interior del país son ellos, y no
nosotros los peninsulares Bajacalifornianos, y todas las regiones mexicanas de
la orilla de México.
Tampoco somos ‘provincia’, ni provincianos,
al menos no con el desdén con que ellos lo manifiestan; estamos en el norte de
la península, lo cual no significa que seamos Baja California Norte, y mucho
menos que pertenezcamos a Estados Unidos, ni seamos pro norteamericanos,
hablamos español, y no inglés, como
muchos en el ‘interior’ del país lo creen. Somos Mexicanos de la Baja
California, que hemos sido vistos con el desaire por el mando central. Y hasta
los estadounidenses se niegan a mencionar que somos la California mexicana, lo
cual es también desdén, pues para ellos somos solamente Baja, aunque ya muchos
desarraigados, y mal orientados de aquí lo aceptan, y pomposamente en negocios
y deportes se promueven como tal. Estamos pues, acorralados entre el
centralismo mandón mexicano, y el impuesto modismo norteamericano, queriéndonos
imponer nombre a su modo.
Para las familias centenarias de Baja
California, el sur, es Baja California Sur, y no el sur de México, y es que aquella
parte de la nación, para nosotros es el ‘interior’, o simplemente es México.
Para nosotros no existe distinción entre Baja California, y Baja California
Sur, nos entendemos todos como Bajacalifornianos, o como peninsulares a secas.
A lo
largo de la historia, tanto en manos de España, como en las de México la
península ha estado aislada,
prácticamente olvidada del resto del país, aquí les teníamos miedo, y
desconfianza a los hombres que llegaban solos del interior, porque la mayoría
de las veces llegaban en franca huida, por deudas de todo tipo que dejaban en
sus lugares de origen, incluso por asesinatos, quedando comprobado al paso del
tiempo, pues llegaban otros en su búsqueda y los mataban; a ellos, los
peninsulares los conocemos como chúntaros, tagualilas, cuchis, cuchibriachis, y
guachos; y a los mal portados o creídos, que llegan de la capital, los
conocemos como mexiquillos. En Baja California, sólo se les brindaba confianza
si es que llegaban con familia.
Fue
hasta la década de los 1970’s, tiempos en que se construyó la carretera
transpeninsular, que unió a la península, cuando los residentes de los pueblos
a lo largo de la geografía peninsular, poco a poco, fuimos conociendo los
bienes producidos en México, porque antes de esos tiempos, todas las
mercancías, bienes y servicios, muy escasos por cierto, eran producidos
artesanalmente, o por protoindustrias de algunos peninsulares, o bien, llegaban
por barco, en carretas y camiones, desde Estados Unidos de América.
El espacio de tiempo transcurrido entre 1822
a 1972, ciento cincuenta años, casi en su totalidad la vida productiva era de
subsistencia, algunos bienes llegaban
del otro lado de la frontera, y nada de México.
Sabíamos que no se pavimentaban los caminos y
senderos peninsulares, ni se construían grandes obras, por el temor de
gobiernos mexicanos a la invasión gringa; como que se justificaban con esa manera
de pensar: ¡Para qué invertir en la Baja California, si la desean los del
norte!
Sin
embargo aquel miedo de gobernantes de antaño, parece que ya lo perdieron los
actuales, aunque más bien no les importa, pues la península ya está casi llena
de extranjeros, no se diga en las playas. Incluso el congreso federal ha trabajado
en leyes y reglamentos para permitir que sean vendidas a cualquiera, sea del
país o extranjero, las tierras mexicanas, desde la orilla del mar, hasta cien
kilómetros tierra adentro, con lo cual la península quedará muy pronto en manos
del mejor postor, por no decir que de extranjeros, pues su anchura en promedio
es de ciento veinte kilómetros, flanqueada por dos mares. Tierra
bajacaliforniana hará falta para ser entregada a los de billetera grande.
Para los políticos mexicanos de la capital, sienten
que la Baja California, y el resto del país, son patios de sus casas, son sus
feudos, sus tierras del reino, y nosotros los habitantes de por acá, para los
capitalinos mandamás, somos poco menos que menores de edad, creen que no
sabemos tomar decisiones, como que aquí no sopla el aire. Les daré unos pocos
ejemplos:
Si se trata de pagar, cancelar, corregir, o cambiar,
cualquier bien, como una tarjeta de crédito, la devolución de pagos en exceso,
telefonía, o cualquiera otra necesidad de la vida cotidiana, siempre se tiene
que hablar a México capital, como si nosotros en “sus provincias” no tuviéramos
gente capaz de realizar esas, y tareas de mayor complejidad. Lo primero que
escuchamos en la bocina telefónica: ¿De dónde hablaaaa?, ¿De Baja California
Norteeee?
No trate un rustico ‘provinciano’ de
solicitar una concesión o permiso para cualquier ramo de la economía, como
pesca, minería, ganadería, o lo que sea, porque de inmediato hay que iniciar
tramites en México o en ‘sus ventanillas únicas en los estados’, donde nada se
resuelve si no es con la venia de nuestros gloriosos burócratas y funcionarios
de la capital; así inicia el calvario de dar vueltas y vueltas a ver a los
chilangos, gastando lo que no se tiene, y la mayoría de las veces cayendo en
sobornos, ya sean económicos, políticos, o cualquier desfachatez que se le ocurra
a los sabios que se encuentran durante
los tormentosos e interminables caminos de los tramites oficiales, llenos de
piedras, y el manejo indiscriminado del ‘influyentismo’ burocrático, político,
económico, más lo que a ellos se les ocurra.
Y todavía los funcionarios de la capital, y
los políticos de “Más arriba” que padecemos todos los mexicanos, se atreven a
decir que en México se tiene plena libertad, ya que es una república federada, con
libre soberanía en los estados, como si no se notara que aún vivimos en gran
parte como en el reino de los aztecas, siendo paulatinamente reforzado por los
parlanchines de todos los días en las televisoras de transmisión nacional”:
¡Qué flojera!
Y parafraseando a Porfirio Diaz: ¡Pobre
Baja California,…!, Yo agregaría: Pobres Bajacalifornianos, tan lejos de Dios,
y tan aplastados por el manejo central.
Sin
olvidar, ni dejar de mencionar, que también infinidad de políticos y
funcionarios bajacalifornianos, en cuestión de manipulación, conveniencias, simulación
y, en una sarta de sus ‘gracias’, no cantan nada mal las rancheras. Digan lo
que digan; hagan lo que hagan, tanto los de aquí como los de allá, las cosas
son así, por eso el pueblo y la historia los juzga.
Conste que no digo nada del pueblo mexicano en general, pues no son
ellos con quienes batallamos, y son pueblo al igual que nosotros, sino más bien
hablo del trato que nos han dado desde siempre las autoridades, que antes que
eso, son políticos, y actúan como tal, antes que por el bienestar del pueblo al
que se deben, al que tan pronto llegan al poder, lo olvidan.
Para
nada soy partidario de Porfirio Diaz.
Vivimos y somos del “El otro México”, como lo dijo Fernando Jordán.
AUTOR
DEL ARTÍCULO:
ING. ALEJANDRO ESPINOZA
ARROYO
EL
ROSARIO, BAJA CALIFORNIA
15
DE NOVIEMBRE DE 2013.
El
presente trabajo es propiedad del autor, quien lo protege bajo patente 1660383.
Foto
satelital de la península de Baja California
Tomada
de Wikipedia. Google.
3 comentarios:
Cuánta razón en lo escrito, ya antes, de niño me dí cuenta de la misma cuestión: "-cómo que del interior de la república, si estamos rosando el océano y el golfo además estamos en la orilla, no estarán norteados nuestros compatriotas?, me decía" Ya de grande y una vez leído cuanto libro ha caído en mi vista (y entendimiento promedio) sobre la península bajacaliforniana he sabido lo grande que es nuestra entidad, no como federativa, pero si como entidad ancestral, familiar y de costumbres fijas arraigadas, heredadas y dichas boca a oidos tras el paso de los años. La mayoría del bajacaliforniano es caracteristico por su amistad sincera y abierta a la comunicación de esa que abre a nuevas anécdotas, a nuevas historias. Saludos Alejandro, primo en el tiempo, por su dilucidado escrito.
Ninguna duda queda, estimado David Marrón: Los Bajacalifornianos, por el aislamiento ancestral, desde siempre y hasta 1972, Vivimos y Somos de "EL OTRO MEXICO", así lo concibió también Fernando Jordán. Un cordial saludo por este medio.
Atte.,
Ing. Alejandro Espinoza Arroyo.
Felicidades Ing. conozco Rosario he leído algo de la Historia de ese lugar, lamentablemente hemos sido despojados de nuestras tierras por capitales extranjeros permitido por nuestros propios legisladores sin escrúpulos y sin ningún sentido de nacionalismo a través de la Historia de México así ha sido siempre, lo felicito por su articulo. Mi nombre es Ing. Jose de la luz Sanchez Solis jozel1950@gmail.com justamente estoy buscando lugar para estar en esta Semana Mayor por allá.
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