"NUESTRA TIERRA SE LLAMA "BAJA CALIFORNIA", NO SE LLAMA "BAJA":
SOMOS "BAJACALIFORNIANOS", NO SOMOS "BAJEÑOS"... "Agradezco infinitamente a mi amigo ARQ. MIGUEL ALCÁZAR SÁNCHEZ, el apoyo que me ha brindado al diseñar ésta página y subir mis trabajos desde el año 2007"

sábado, 30 de octubre de 2010

EXTRANJEROS, Y NACIONALES QUE HAN RADICADO, Y DEJADO COSTUMBRES Y OFICIOS EN EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO.

Por qué razón una persona sale del seno materno, del seno familiar, de la tierra que lo vio nacer, del ambiente en el que vivió y convivió desde sus primeros días en la vida. ¿Qué razones tan fuertes llevan a personas a retirarse muchas veces para siempre del arraigo de su terruño?

En mi tierra natal, El Rosario, han pasado infinidad de hombres solos, ya sean del país o desde remotas tierras, con abismales diferencias en cuanto a usos, costumbres, credos, filiaciones políticas, y sobre todo, abismales diferencias de los conceptos básicos de vida, y de cultura.

Apoyado en las investigaciones que durante casi cuarenta años he llevado a cabo, dejaré algunos datos de ciertos personajes, algunos distintivos y otros un tanto grises. Consiente estoy que en cualquier pueblo del mundo han existido, existen, y existirán estos personajes.

JUAN MARRON: Antiquísimo soldado misional, quien nació en el sur peninsular hacia 1774, fue junto con María Elena Murillo fundadores de la familia Marrón en la región norte de la península, trabajo tanto en el rancho de San Juan de Dios, desde 1836, hasta 1850, entonces propiedad de nuestro fundador Carlos Espinoza Castro, así como en la ex misión de Santo Domingo al mando de José Luciano Espinoza Castro.

En San Juan de Dios, existen en la actualidad las ruinas de su casa habitación. Fue abuelo materno de mi tatarabuelo Policarpo Espinoza Marrón, ya que fue padre de María de la Cruz Marrón Murillo, madre de Policarpo.

REGIS VARELAS: Mexicano de Alta California, cuando aún era territorio mexicano, nacido en 1767, fallecido en El Rosario, el 29 de agosto de 1862. Regis Várelas fue trabajador de mi tatita Carlos Espinoza Castro, era quien lo apoyaba en el estaqueo y cuereo de las nutrias que cazaban en la bahía de El Rosario, y en el estero.

JUAN PELON: Según las relaciones de mi abuelo y de mi bisabuelo, llegó a El Rosario, en los días en que mi bisabuelo nació, en 1878. Juan era un hombre de pequeña estampa, no tenía pelo, salvo una pequeña franjita casi a ras de la nuca, era de nariz grande, de voz fina, casi imperceptible. Era de nación indígena, sin asegurar de cual; trabajaba de mensajero y asistente en casa de mis bisabuelos y tatarabuelo. Era malo en casi todas las tareas que se le encargaban, salvo en la de leñador. Falleció en 1920, en casa de mi bisabuelo Santiago Espinoza Peralta, a más de 70 años, ya que había nacido antes de 1848.

ADOLFO ZAPATA: Barbero originario de Valparaíso, Republica de Chile.- Fue quien enseñó a principios del siglo veinte a los rosareños el oficio de peluquero, siendo su primer alumno Modesto Valladolid Ortiz, nacido en El Rosario en 1883.

EDUARDO BOITARD GROSSO: Marino originario de Italia. Originalmente llegó a Santa Rosalía, por cuestiones de trabajo con los franceses en “El Boleo”, conoció a Tecla Peña Duarte con quien se casó en septiembre de 1885, en Santa Rosalía, Baja California Sur; pasaron a vivir a las cercanías de El Rosario, y después a El Rosario, a su rancho que llamaron “Buena Vista”, que le quedó a su hija Teresa, y en la actualidad se encuentra en uso aun. Eduardo y Tecla procrearon a: Arturo, Ángel, y Juan Eduardo nacidos en Santa Rosalía; después nacieron en El Rosario: Emilio, Eugenio, Teresita de Jesús, Adelaida, Amalia, y Anna. Sobrevive en El Rosario a más de cien años de edad Anna.

JOSE RAILE: Sin que se sepa de donde llegó a El Rosario, pero si que lo hizo hacia 1897, vivió en su casa ubicada en el mismo lugar donde se encuentra ahora la casa que fue de doña Sara Orduño Ortega, fallecida en 1983. Hace unos veinte años llegaron a El Rosario unas personas de este apellido, en busca de un “Raile”; la gente los mandó a casa de Francisco “Raile” Espinoza Vidaurrázaga, que así le apodaban a un hijo de Adalberto “Caracol” Espinoza Peralta. Muy desconsolados se retiraron aquellas personas que deseaban saber algo del JOSE RAILE, que se asentó en El Rosario, cerca de cien años antes de aquella visita.

CHINO TIO DE MI ABUELO: Llegó de China vía Estados Unidos, lugar a donde había venido a trabajar en la construcción de las vías del ferrocarril, sin embargo por enfrentamiento con unos bandoleros salió huyendo con rumbo al sur, internándose a México, por la frontera de San Diego-Tijuana, de donde paso a El Rosario, hacia 1898, lugar donde se quedó el resto de su vida, ya que se casó con la hermana mayor de mi bisabuela paterna de la familia Peralta Ramírez, con quien procreó familia que eran primos hermanos de mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta.

ALFONSO CHO o CHON: Comerciante, originario de Cantón, China, vivía en El Rosario, desde 1900; lo asesinó en su tienda, en El Rosario de Abajo, en 1921, para robarlo el alemán Santiago Bawser, quien después de asesinar a Cho, lo metió debajo de la cama, y a no salir, ni abrir la tienda, llamó la atención de la población, razón por la que Policarpo Espinoza Peralta, mi tatarabuelo, entonces Comisario de Policía y Juez en El Rosario, ordenó fuera derribada la puerta, encontrando a Cho en lamentable estado, quien gentilmente había recibido a Bawser como huésped en su casa.

LIUMINDO: Cocinero, originario de China, de El Rosario, lugar a donde había llegado joven hacia 1905, fue el cocinero en casa de la familia Espinoza durante largos años. Paso hacia 1930 a vivir a la Bahía de Los Ángeles, lugar donde años más tarde falleció. Liumindo, era de la edad de mi bisabuelo, por lo que debió nacer hacia el año de 1878.

COMUNIDAD DE LOS YAQUIS CAITIOBOS: Basta información se puede encontrar en esta misma bitácora, en un artículo denominado: “Comunidad de los Yaquis Caitiobos, en El Rosario”, quienes llegaron al lugar en 1907.

SALVADOR “CHIP” MELING OLSEN: Carpintero navegante, originario de Oslo, Noruega: Fue casado con la rosareña Catalina Ortiz Aguilar, con quien procreó a: Anne Toneta, Salvador, y Cotín. Llegó a El Rosario hacia 1907, la causa fue porque se quedó dormido en cubierta, y una mosca le contaminó una pequeña herida en la cara, la cual se infectó de tal manera, que lo obligó a desembarcar en el primer lugar posible, que resultó ser Punta Baja, pasando de aquel lugar a El Rosario, donde solicitó del auxilio de la familia Ortiz Aguilar, con quien emparentó como ha quedado relatado. Venía junto con un hermano, quien pasó más tarde a vivir a Colonet, lugar donde dejó familia, siendo el fundador de los Meling de San Telmo, y de Colonet. Salvador “Chip” Meling Olsen descansa en solitaria tumba en la margen izquierda del Arroyo Seco, Delegación de Punta Colonet, en una pequeña ladera de una montaña, al lado de dos tristes cardones.

SANTIAGO BAWSER: Asaltante, originario de Alemania. Este hombre después de darle muerte al Chino Cho, en 1921 huyó de El Rosario con rumbo al norte, siendo perseguido por los hombres a cargo del Comisario de Policía y Juez de El Rosario, mi tatarabuelo Policarpo Espinoza Marrón. Los hombres de Espinoza le dieron alcance antes de llegar a Ensenada, capturándolo y siendo entregado a las autoridades superiores, quienes lo pasaron preso a la cárcel de Tijuana, lugar donde murió sin regresar jamás a Alemania.

CHINCHAN: Comerciante, originario de China, llegó a El Rosario, hacia 1920, tenía su tienda en el mismo lugar donde ahora se encuentra la iglesia católica de El Rosario de Abajo, cerca del actual Museo Comunitario.

JOSE SINK: Albañil, originario de China, ahijado de Cho. Sink, según las relaciones de mi abuelo, al morir s asesinado su padrino: Llorando decía: ¡Matalón palino, matalón palino! Alfonso Cho, fue sepultado en el panteón misionero de El Rosario, en el cerro.

RAFAEL CHAN: Comerciante, originario de China, paso a vivir a Ensenada, donde fundó su tienda general llamada: “Rafael Chan y Compañía”, siendo el lugar de donde mi bisabuelo Santiago Espinoza Peralta abastecía sus ranchos, además era Chan quien le guardaba los dineros a mi bisabuelo a falta de bancos.

EDUARDO RESECK: Marino, originario de Alemania: llegó a El Rosario casi por casualidad, conociendo a la bella rosareña Enriqueta Núñez Ortiz, con quien se casó procreó a su único hijo de nombre Benjamín Reseck Núñez, quien nació en 1923, quedando huérfano de madre a los pocos meses de edad, razón por la cual su padre nunca regreso a El Rosario. El matrimonio Reseck Núñez vivían en Calexico, California, Estados Unidos, cuando sobrevino la muerte de la joven madre y esposa. Benjamín pasó a un orfanato en San Diego, y cuando llegó a la juventud fue a El Rosario en busca de su familia, quedándose a vivir con su abuela materna Dorotea Ortiz Aguilar. Benjamín casado con Bertha Duarte Valladolid, procreó a Catalina, Concepción, Enriqueta, Doroteo Benjamín, Jesús Octavio, Rodolfo, Ramona, y Santiago. Benjamín falleció el 17 de marzo del 2005 en El Rosario, lugar donde descansa, y fue un importante narrador de mis trabajos de investigación.

LUIS ETCHART: Minero, Vasco Francés. Vino de Francia hacia 1927 atraído por la misión perdida, la de los jesuitas, la que según la leyenda se encontraba abarrotada de oro y riquezas, las mismas que a la salida inesperada en 1768, de los padres jesuitas no habían podido llevarse. Etchart pasó décadas en búsqueda de la misión sin encontrarla jamás. Procreó en El Rosario con la señora Sara Orduño Ortega a su única hija a quien llamaron María Etchart Orduño, quien fue la esposa de Domingo Duarte Peralta, y procrearon familia, la que mayormente viven en San Quintín.

ANTONIO DE SOUZA: Marino originario de Portugal. Con de Souza en 1928 mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta a los dieciséis años de edad, y a raíz de la repentina muerte de su abuelo Policarpo Espinoza Marrón, se fue a trabajar en el acarreo de langosta de la costa del pacifico mexicano a San Diego, Estados Unidos, principalmente de El Rosario, a San Diego.

Poseía De Souza un barco de 25 toneladas de capacidad llamado “Américo Vespucio”, en el cual mi abuelo fue marinero y cocinero, pasando primero por “pavo”. Antonio de Souza se casó con la rosareña Elisa Sandez González, tuvieron dos hijos, vivieron en una casona que construyeron al Este del panteón de El Rosario, con madera que trajo desde San Diego en el barco. Los padres de Elisa fueron Don Cruz Sandez Aguilar y doña Hilaria González, quienes fueron los que fundaron el rancho más cercano a la bocana de El Rosario, por la margen izquierda del arroyo, y cuyo último dueño fue el profesor Heraclio Manuel Espinoza Grosso, fallecido el 25 de enero de 1980 a 35 años de edad.

GUILLERMO POIDOMANNI: comerciante, originario de Italia: Llegó a El Rosario hacia el año de 1928, a causa del naufragio que sufrió en Punta Baja, y quien siendo atendido en casa de mi bisabuelo Ambrosio García Guerrero, se enamoró de Refugio Gracia Marrón, hija de mi bisabuelo, y hermana de mi abuela paterna María Visitación: Refugio “Cuca García”, enseño a hablar el español a Poidomanni, con quien se casó y pasaron a vivir en la playa de El Socorro, hoy propiedad de su sobrina Rosalía Vidaurrázaga Gracia y familia.

DOMINGO SALIZZONI RIGOTI: Obrero, originario de Italia. Llegó de Italia, a donde jamás regresó, casándose con la rosareña hacia 1930 con Sofía Espinoza Peralta, hermana de mi abuelo. Procrearon a Miguel, Vicente, Fafa, Estela.

HILARIO SUAREZ IGLESIAS: Agricultor, originario de España. Llegó a El Rosario proveniente de Jalisco, a cuyo lugar había llegado a causa de la guerra española en la década de los 1930, ya que era perseguido por Franco. Vivió en El Rosario con su familia, lugar donde su esposa María del Refugio Novoa era profesora, a quien había conocido en Jalisco, lugar donde Suarez trabajaba de minero. De El Rosario pasó a vivir a Ensenada, lugar donde falleció sin regresar a España. Su esposa falleció hará unos cinco años, hacia 2005.

JESUS VAZQUEZ DEL MERCADO ZAMORA: Comerciante, originario de Nicaragua, llegado a El Rosario, hacia 1933: Fue casado con Carmen Collins Acevedo, quienes procrearon a Eva, Olga, y Jesús mejor conocido como “Canguro Vázquez”.

RICARDO “DICK” DAGUETT: Mecánico, originario de Estados Unidos de Norteamérica, fue uno de los primeros mecánicos automotrices que llegó al desierto central de Baja California, y de quien la mayoría de los mecánicos de antaño de la región aprendieron sus primeros pininos en esa actividad. Según las relaciones de mi bisabuelo Santiago Espinoza Peralta quien fue su patrón, había llegado a El Rosario en los días posteriores a la primera guerra mundial, de la cual era mecánico veterano del ejército de Estados Unidos. Regresaba de El Rosario a Estados Unidos constantemente. Se quedó de manera definitiva en esta tierra en 1945. Paso a vivir a bahía de los Ángeles, lugar donde murió de fiebre.

MIGUEL NASSIF: Comerciante de origen Libanés, paso a vivir a Ensenada.

OTRAS PERSONAS QUE DEJARON SUS VIDAS EN MI TIERRA.

TEOFILO “EL KILO”: Hombre de diminuta estampa, apodado de esa manera por lo pequeño de su fisonomía, era mandadero en El Rosario, a donde había llegado de repente, sin saberse de donde, ni de su nombre, por los años de principios de cincuenta del siglo veinte, vivía principalmente de los mandados que le encargaban, y subiendo el precio a los artículos de la tienda a la casa, si algo costaba un peso, él decía que su costo era de uno diez, y así se ganaba esos diez centavos, que aunque todas sabíamos los precios de las cosas, lo dejábamos ser.

Borrachito como era, un día cuando recién se estrenó la carretera transpeninsular en El Rosario, en 1973, mientras ebrio caminaba según él por la línea blanca de la orilla, lo hacía por la de en medio, así que fue atropellado una obscura noche de neblina, y al igual que a Don Gil Flores, la caridad publica de El Rosario, los sepultó, en el panteón misionero del lugar.

DON GIL FLORES: Fue don Gil un hombre que vivió desde 1956 en adelante, como hasta 1974, en una vieja camioneta cerrada, en el mismo sitio donde ahora se encuentra la casa de Santiago Reseck Duarte. Don Gil Flores era un hombre de complexión gruesa, de barba larga y blanca, con gorra, siempre con una palanca y dos latas de veinte litros cada una, de lámina, en la que acarreaba agua para las casas de los rosareños, quienes le decían “La pipa del agua”, era un hombre un tanto bondadoso, aunque borrachín consuetudinario, prefería que en vez de dinero le pagaran con “Un Farolazo”, que es como le decía a un trago de licor. También quebraba leña, aunque en esta tarea era un tanto mañoso, pues hacia un montón de tierra, y lo cubría de leña, que a la distancia parecía un “gran montón, que merecía doble farolazo”, según sus propias palabras.

Falleció Don Gil un día de los años del setenta, por congestión alcohólica combinada con el intenso frio, fue sepultado por la caridad pública de los rosareños.

“CHUY MENTIRAS”: Conocido también como “Chuyito el de la Bocana”, fue un hombre que vivió por largos años en El Rosario, era ermitaño, vivía desde mediados de 1956 en un pequeño cuarto de madera, en el desfiladero de la margen izquierda del arroyo, en plena bocana de El Rosario. Contaba infinidad de mentiras, entre las que destacaban, las siguientes:

Decía que en su tierra, había sido contratado en un colegio de señoritas por la madre superiora para semental.

Que se encontraba en El Rosario, porque era corsario de los tiempos del pirata Cochrane, quien nunca estuvo en el Rosario, y que dilapidó con sus fechorías en la Republica Chilena en Sud américa.

Contaba que a la Bocana de El Rosario, llegaban seguido varias sirenas a visitarlo, y que él pescaba lisas para invitarlas a comer en su casa, hasta donde las subía en peso, ya que gracias a su gran fuerza podía subir a dos a la vez.

Duraba en ocasiones varios meses sin que se le viera por el pueblo, y de repente aparecía sobre el lomo de su burro, contando nuevas mentiras, las que había “cosechado” en sus largos días de soledad en la cueva, como él decía.

En una de sus tantas ausencias, había enfermado, y sin comida, salió a buscar a su burro hacia lo alto de la montaña, en las cercanías de sus casa, encontrándolo muerto, así que los destazó, secó sus carnes, y las comió en machaca, lo que le causó la muerte, según lo que la autopsia arrojó.

Fue encontrado moribundo por Miguel Ángel Jáuregui López, en la década de los noventa, quien a causa de tan larga ausencia fue a buscarlo, encontrándolo en ese estado, en cama, con escasas fuerzas para articular palabra, sin embargo comentó lo del burro. Lo rescató, lo llevó al médico, donde falleció por los mismos motivos que envenenaron a su burro.

JOSE NAVARRO GONZALEZ “TAPAGUJEROS”: Llegó a El Rosario hacia 1957, ocupando el trabajo de herrero, en el cual era excelente. Un día del año de 1986, en que lo fui a visitar, le pregunte su lugar de origen, y me contestó:

Yo fui un hombre muy malo, muy malo, Salí de mi casa, de Rio Verde, San Luis Potosí, un día de 1912, y jamás regresé, no volví a ver a nadie más. No quiso darme su verdadero nombre, en cambio me pidió que le ayudara a escribir una carta. Cuando me disponía a escribir su dictado: dijo:

“Querida Mamá, le escribo estas letras después de tanto tiempo sin vernos…”

De la manera menos lastimosa posible, le pregunté:

¡Cree usted don José que su mamá viva aún?

Tienes Razón, qué me pasa, como es que quiero escribirle a mi madre, si han pasado 74 años, desde que me vine, ni modo que ahora ella con 122 años de edad este viva aun.

Platiqué en repetidas de ocasiones con Don José, tal vez sus relaciones las escribiré con mayor amplitud en otra ocasión.

Falleció en 1988, cerca de los cien años de edad, fue sepultado en El Rosario, sin que jamás supiera más de nadie de su familia, ni ellos de él.

EL GUAJIRO: Hombre altamente letrado, de espesa y roja barba, de voz sumamente grave, autonombrado “Guajiro”, alcohólico que llegó a El Rosario, sin saberse jamás su lugar de origen, ni su nombre, salvo que en sus pláticas altamente coherentes e ilustradas dejaba ver su alta formación académica. En infinidad de ocasiones en que con él conversé, jamás quiso referir su lugar de origen, ni su nombre, era magnifico poeta. Trabajaba principalmente en las bajamares recolectando sargazo “Pelo de cochi”. Vivió en cualquier lugar de El Rosario, y en los cerros, lo hizo durante unos quince años, desde 1967 hasta 1982 aproximadamente, año en que aparecieron algunos de sus hijos y se lo llevaron, sin que a la fecha hayamos sabido más de él.

EL CUCAPAH NICOLAS TAMBO SALADO: Su origen es de la etnia Cucapah del mayor en Mexicali, Baja California, llegó junto con su familia “Tambo Valenzuela”, hacia 1967; desde entonces se han nacido basta descendencia, ya que sus hijos se casaron con rosareños. Don “Nico Tambo”, fue un hombre de gran vitalidad, trabajaba de pescador con más de ochenta años de edad, siendo más fuerte y vigoroso que muchos jóvenes, falleció hará unos quince años, sin que se supiera su edad, su esposa lo “registro”, en su acta de defunción con la misma fecha de nacimiento de ella, ya que nunca supo cuando había nacido.

“CRESPO”: Hombre solo llegado quien sabe de dónde, hacia el año de 1960, y que trabajo en El Rosario, siempre de baja marero, al igual que “CHABISQUIO”. Crespo falleció hará unos diez años en avanzada edad; de “Chabisquio” nada he vuelto a saber desde hace unos quince años.

PABLO “FLACO” CORRALES CESEÑA: El viejo lobo de mar, dedicado a este inigualable hombre se puede encontrar en esta misma bitácora, algunas amplias relaciones de su vida, que he dejado escritas.

“NEGRO” AGRAMONT”: Ranchero que llegó nadie sabe de dónde, y en una crecida del arroyo, en 1967, con el ciclón Catherine, lo arrastro al mar, siendo encontrado muerto días después. Fue sepultado en El Rosario, hasta donde se sabe es la única persona que se le ha sepultado casi de pie, ya que en la fosa que la caridad publica le excavo en el panteón, esta fue más corta que la caja, así, que quien lo sepulto solo lo aventó con los pies para abajo, cubriendo a medias el ataúd con un promontorio de tierra por encima del ras del suelo.

GARIBAY: Vive desde hace unos cuarenta años, es decir como desde 1970, en lo que fue la casa de Eduardo “Lalo” Espinoza Vidaurrázaga, ha trabajado mayormente en los bajamares, es buen amigo de la comunidad, y muy apreciado en el lugar.

JOSE “BALLESTEROS” REYES TRINIDAD: Llegó hacia 1972, año en que se construía la carretera transpeninsular en el tramo de San Quintín a Punta Prieta, desde entonces vive en El Rosario.

FRANCISCO “OJO TAPADO”: Hombre que vive aún en El Rosario, y Guayaquil, quien tiene amplia experiencia en prospectar corrientes subterráneas de agua. Según algunas relaciones es originario del estado mexicano de Sonora.

Bueno, pues así han sido las cosas, y con estas letras y alguna breves reseñas es como deseo dejar rescatada esa parte de la historia de El Rosario, Baja California; las que tal vez no sean de gran utilidad aparente, sin embargo no podemos pasar por alto que estas personas y algunas otras, que se hayan escapado por lo pronto a mis investigaciones, nos han heredado un cumulo de conocimientos, y costumbres que en ocasiones ni siquiera nos imaginamos. Para todos ellos mi respeto, y mi consideración, ya que vivir lejos del seno familiar, y el no regresar a los lugares donde se ha pasado la niñez, es una situación de lo más difícil de soportar y aceptar, sobre todo cuando se ve cercano el fin; por eso entiendo que varios de ellos ahogaban sus recuerdos en la botella de licor, ocultaban con el apoyo de la embriaguez sus penas, que nunca fueron consoladas, por eso de seguro don Gil Flores prefería “Un Farolazo”, el que dado directo a su cerebro y sistema nervioso central lo aislaba por completo de aquella su terrible, y triste realidad.

AUTOR DEL ARTÍCULO:

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA

SABADO 30 DE OCTUBRE DEL 2010.

NOTA. Por lo pronto no tengo a la mano el dato del tío político de mi abuelo, quien fue casado con una de sus tías, tan pronto lo encuentre será agregado al presente artículo.

El Chino tío de mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta, se llamó Luis Hy, originario de Cantón, Imperio de China; de oficio comerciante, se casó en El Rosario, a los 27 años de edad con Margarita Peralta Ramírez, de 17 años de edad, la hermana mayor de mi bisabuela Josefa Peralta Ramírez, madre de mi abuelo.

Luis Hy, y Margarita Peralta Ramírez registraron a su hijo ROSARIO Hy PERALTA, quien nació en El Rosario, el día 05 de octubre de 1890, registrado el 25 del mismo mes y año.

Abuelos paternos: Kurumé Hy, y A. Kock ambos finados en el imperio de China

Abuelos maternos: José Peralta originario de San José del cabo, BCS, de 50 años de edad, y Teodosa Ramírez originaria de Playas Coloradas, Sinaloa, de 30 años de edad.

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, AÑO DE 1909: PREVIO A LA REVOLUCION MEXICANA.

VIVENCIA DE ADALBERTO Y JOSE DEL CARMEN ESPINOZA PERALTA.

En las postrimerías de la revolución mexicana, acá en el norte de la península de Baja California, fue muy poco el movimiento con esos tintes llevado a cabo por parte de la población que en aquella época vivía en la región.

Sin embargo, las persecuciones por parte de los espías, la policía, la acordada, y los rurales del gobierno de Porfirio Díaz, daban a esta agreste tierra un toque fantasmal, de sangre y fuego, sobre muchos hombres y jóvenes que huyendo de la leva, o desertando del ejército regular, se adentraban a éstos lares en busca de escondite, el cual la mayoría de las veces en solitarios parajes, eran asesinados los “fugitivos”.

Una tardecita del año de 1909, hasta el rancho de la familia Espinoza, llamado San Juan de Dios, en la sierra de El Rosario, llegaron tres jóvenes hombres, quienes iban de transito por el camino real de la sierra, con rumbo al sur de la península; se habían adentrado a Baja California por las inmediaciones del rio colorado, siguiendo hacia el sur por el camino de los nativos Cucapah, subiendo las altas montañas, por el rancho de “El Parral”, en las estribaciones del desierto de San Felipe, llegando así al rancho de San Juan de Dios, donde solicitaron la hospitalidad de la familia Espinoza, encabezada entonces por José del Carmen Espinoza Salgado.

Al amanecer del día siguiente de su llegada, arribó al rancho un “piquete” de rurales, y otros tantos de la “Acordada”. Aquellos temibles y siniestros hombres tan pronto llegaron, llamaron a Espinoza para investigarlo sobre los fugitivos, ya que las huellas de las bestias de los fugitivos los habían conducido hasta aquel lugar. Lanzando preguntas en tono por demás hostil y grosero.

¿Conteste si en este lugar se guarecen tres enemigos del gobierno del señor general Porfirio Díaz?

Pues, mire señor, aquí se encuentran tres jóvenes que están de transito con rumbo al sur, llegaron ayer tarde.

¡Hágalos salir, y muéstrelos!, le gritó el sujeto que iba al mando.

Los desdichados aquellos, salieron al patio de la casa principal, despejándose de sus sombreros, a quienes casi sin verlos fueron lazados por aquellos chacales, e hincados en el patio, sin mediar más palabras que algunas altisonantes:

¡A ustedes los reclutó el ejército para servir a la patria, no para andar de “juida” como las gallinas, cobardes! Les gritó él manda más, que era un hombrecillo de pequeña estatura.

El más joven de aquellos tres capturados era un chico de unos dieciséis años de edad, fue el único que pudo articular palabra, ante semejante “juicio”:

¡Señor, nunca he sido soldado, ellos dos me traen secuestrado, para que les sirva de guía, no los conozco, por favor no me mate!: De nada valieron sus suplicas.

A los tres los amarraron montados en sus propios caballos, y luego obligaron a la familia a servirles desayuno. Habiendo los chacales saciado su hambre de comida, les faltaba saciar su hambre de sangre. Salieron del rancho llevándose a los “presos”, y a dos del rancho: Los hermanos Adalberto y José del Carmen Espinoza Peralta, entonces de 19, y 16 años de edad, para que sirvieran de guías.

Marcharon con rumbo al Arroyo Grande, cuando arribaron al lugar, ya como para las tres de la tarde, cerca de una mezcalera, bajaron a los presos, y con sendos tiros, sin mediar más palabras que algunas majaderías por parte de aquellos indeseables, fueron asesinados en presencia de los hermanos Espinoza Peralta.

Tan luego cayeron aquellos tres desafortunados hijos de la patria mexicana, la de Porfirio Díaz, ordenaron a los hermanos Espinoza que los quemaran, so pena de correr con la misma suerte, para lo cual apilaron gran cantidad de mezcales secos, encima de estos los cuerpos, y sobre ellos más mezcales, los que en gran fogata y después de horas convirtieron en cenizas los cuerpos de aquellos tres; como en cenizas poco tiempo después se convertiría el gobierno del infame Porfirio Díaz.

Cuando los cuerpos ardían se escuchó una balacera que provenía de los tiros que los que ardían traían en las bolsas de sus pantalones.

Cuando los meses pasaron, hicieron los rurales lo mismo con otros grupos a los que dieron alcance; a unos en “las cruces”, a otros en “la cañada de los abajeños”, a otros en el desierto. El camino real se convirtió en la tumba de tantos inocentes que su único delito era huir de la leva del tirano. Quedó aquel cumulo de tristes acontecimientos en pleno olvido, y cuando alguien pasa por esos aun recónditos lugares, sin saber la historia se preguntan el porqué de algunas crucecillas, sin tener la más mínima idea, de las vidas que por intereses políticos se cegaron. Son los vestigios que al pasar más de cien años de ocurridos aquellos hechos, se convierten en la herencia de la bota del gobierno de Díaz, en los tiempos previos a la revolución mexicana, en El Rosario, Baja California.

En el verano del año de 1969, mientras cabalgábamos por aquellos lugares en busca de ganado, Adalberto, quien entonces contaba con setenta y nueve años de edad, y yo con once, me relacionó los hechos que aquí he narrado.

AUTOR DEL ARTÍCULO:

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA

SABADO 30 DE OCTUBRE DEL 2010.

Notas: Adalberto Espinoza Peralta, fue conocido como “Caracol Espinoza”, nació en el rancho de San Juan de Dios, en El Rosario, el día 30 de junio de 1890, falleció en El Rosario, en 1980, a los 90 años de edad, sepultado en El Rosario.

José del Carmen Espinoza Peralta fue conocido como: “Tambo Espinoza”, nació en el rancho San Juan de Dios, en 1893, falleció en Ensenada a fines de la década de los 1980, a 96 años de edad, sepultado en Ensenada.