"NUESTRA TIERRA SE LLAMA "BAJA CALIFORNIA", NO SE LLAMA "BAJA":
SOMOS "BAJACALIFORNIANOS", NO SOMOS "BAJEÑOS"... "Agradezco infinitamente a mi amigo ARQ. MIGUEL ALCÁZAR SÁNCHEZ, el apoyo que me ha brindado al diseñar ésta página y subir mis trabajos desde el año 2007"

jueves, 11 de agosto de 2011

ORIGENES DE LA FAMILIA GROSSO EN EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO.

Este artículo lo escribo a petición de IRMA GROSSO ARAMBULA:
Por Ing. Alejandro Espinoza Arroyo
10 de Agosto de 2011.

Eduardo Eugenio Boittard Grosso, fue un italiano que en su juventud llegó de su natal Italia, a Buenos Aires, Argentina, en el cono sur.

Nacido en San Bartolomé, Génova, Italia, el año de 1859; fue hijo de Juan Arturo Grosso y de Teresa Boittard, quienes nacieron, vivieron, y murieron en Italia.

Eduardo Eugenio, llegó como miles de italianos a Buenos Aires, Argentina, que era el país y la ciudad que parecía que tenía imán para “jalar” a los italianos; contando aquel país con fuerte ascendencia de Italia, y por lo tanto gruesos troncos y ramificaciones familiares de ese origen.

Después de algún corto tiempo en que se avecindó en Argentina, Eduardo Eugenio tuvo la oportunidad de viajar a México, y estando en este país, a Baja California; haciéndolo a la compañía minera de “El Boleo”, asentada en Santa Rosalía, Baja California, Sur, de donde se extrajeron grandes cantidades de cobre, cuya mina era de capital, y técnicos de origen francés; mientras que el cobre, y los labriegos eran mexicanos; y las ganancias quedaban en Francia:
¡Qué raro!

Fue en Santa Rosalía, lugar donde Eduardo Eugenio conoció a la bella Tecla Peña Duarte, hija única de Don Natividad Peña, y de la descendiente de sonorenses Úrsula Duarte; con Tecla se casó en ese mismo pueblo entonces minero, en 1885.

No pasaron muchos años en que el matrimonio Grosso Peña decide viajar al norte de la península, para entonces viajaron a lomo de bestias, cuando ya habían nacido en el mineral Arturo, Ángel, y Juan Eduardo, los tres hijos mayores, quienes viajaron al norte siendo pequeños niños de mano.

El primer sitio al que llegaron, fue un paraje en lo más agreste del desierto central, muy cerca del pueblo minero “El Mármol, Baja California”, cuyo primer ranchito llamaron “Buenos Aires”, en recuerdo del primer lugar al que Grosso había arribado en América. En ese rancho la familia duró muchos años, poco después Grosso compró el rancho “El Águila”, que después vendió a Don Reyes Quiñonez Castellanos; fundando también otro rancho llamado “Santa Teresa”, en recuerdo de su madre que había quedado en Italia.

El ranchero en Buenos Aires, era Don Anastasio Valtierra Villegas, quien sería el suegro de Don Salomé Acevedo Marrón.

La mala suerte, el destino, o un simple accidente acabaron con ese rancho, ya que se prendió una estufa de leña, se quemó la casa con todos sus menesteres; así que Buenos Aires fue abandonado. La estufa de leña había llegado en un barco a vapor llamado “Grainer” con el que acarreaban el ónix de El Mármol, desde el puerto de Santa Catarina, hasta San Francisco, California, Estados Unidos; y de allá para acá, traía toda clase de bienes gringos para todo mundo, que a muy altos precios les vendían; mientras que el ónix mexicano aquí tenía un precio pagado a México, de bajo a malo, y del otro lado de la frontera, altísimo valor comercial, o sea que no por nada los inversionistas formaron el pueblo de El Mármol, con trabajadores y peones mexicanos, y con técnicos y administrativos gringos. Qué vivos son, no cabe duda, los de primer mundo; como los franceses y estadounidenses.

No había pasado mucho tiempo del suceso del rancho, cuando llegó desde el sur peninsular Alberto Romero, quien se entendió con la rosareña Leonor Loya Espinoza, quien ayudaba en las tareas del rancho a Tecla Peña Duarte. Ya entendidos Romero y Loya, solicitaron la presencia en el rancho del padre Francisco Cota, quien llegó a bordo de una “Calesa”, carreta tirada por un solo caballo; los casó, y se fue del lugar; así en 1906, nace en la región la familia Romero Loya. De igual manera sucedió con los novios de aquellos lejanos ayeres Ruperto Aguilar quién también llegó del sur peninsular, conoció en casa de los Grosso a la rosareña María de Jesús Acevedo Marrón, y se casaron de la propia manera en que lo hicieron Romero y Loya; naciendo en ésta región, en 1907 la familia Aguilar Acevedo.

La aventura que siempre acompañó a Grosso fue la causante que un buen día se acercara hasta la casa de Don José Montes y su esposa Ildefonsa Espinoza Salgado, quienes vivían entonces en la misión de San Fernando Velicatá, para ver si Montes aceptaba venderle el rancho “Buena Vista”, que se ubicaba en pleno pueblo de El Rosario, no muy lejos del segundo sitio de la misión en el “Pueblo Viejo”, El Rosario de Abajo, o “El Otro lado”, como se le ha conocido desde siempre. El rancho hasta la fecha existe, la última de la familia Grosso que vivió allí, fue Teresita del niño Jesús Grosso Peña.

No duró mucho la familia Grosso Peña en el rancho que sí les vendió José Montes, el “Buena Vista”, pues en 1913 Eduardo Eugenio Grosso Boittard llevando de guía por las montañas y el desierto a los hermanos Francisco y José Guadalupe Loya Espinoza, cruzaron la península con rumbo al recién nacido pueblito de Mexicali, cruzaron la frontera para California, en pleno desierto, luego cabalgaron hacia el oeste subiendo la sierra “Jacumba”, que es la contraparte estadounidense de la Rumorosa mexicana, en la alta montaña reconocieron un sitio llamado “Coyote Wells”, a donde Grosso trajo a su familia un año después, y donde vivieron hasta 1923.
El viaje de El Rosario a “Coyote Wells” en 1914, lo hizo la familia en dos carretas tiradas por caballos, una iba al mando del rosareño Modesto Valladolid Ortiz, hombre entonces de 31 años de edad; la otra carreta era conducida por el también rosareño José María Collins Meza; en esta viajaba doña Úrsula Duarte, y su hija Tecla con los niños Amalia, Emilio, y la menor Anna.
En la otra carreta, la de Modesto Valladolid Ortiz, viajaban los hijos grandes, jóvenes de hasta veintitrés años de edad que eran Arturo, y otros poco menores Ángel, Juan Eduardo, Eugenio, Adelaida, y Teresita del Niño Jesús.

Las carretas donde viajaba la familia contaban con toldo de lona; mientras que a caballo cabalgaba el aventurero padre de familia Eugenio Eduardo. El tal viaje duró veinte días desde El Rosario, hasta Coyote Wells, lugares distantes entre sí, unos cuatrocientos kilómetros, que ahora muy fácil es decirlo, pero recorrerlo a lomo de bestias y a su velocidad, no es para nada cosa fácil de lograr.

Para el viaje se habían avituallado de agua, víveres, ropas, herraduras, algo de zacate seco para las bestias, y toda clase de bastimentos para una travesía de tal magnitud.

¿Cuándo puede un aventurero estarse quieto? De Coyote Wells, la familia se fue a vivir en 1923 a un sitio no muy lejano propiedad de italianos, y llamado “Encanto”, en donde todos se dedicaron a criar conejos, trabajo por el que recibían un sueldo, el del padre, y trabajaban todos. En ese sitio y con tan raquítico sueldo pagado a Grosso por sus coterráneos italianos, la familia estuvo de “capa caída”, es decir en la más terrible pobreza.

En 1927 se retiran de tal lugar con rumbo a El Rosario lugar de donde no volvieron a salir, de hecho allí fallecieron casi todos: Tecla Peña Duarte murió de tuberculosis en El Rosario, el 28 de septiembre de 1941, había nacido en El Triunfo, Baja California, Sur en 1870, mientras que su madre también fallecida en El Rosario hacia 1935, había nacido en El Triunfo, Baja California, Sur en 1856; y su madre Úrsula Duarte, había nacido en Santiago, Baja California, Sur; y su abuela de origen India Pima de nombre Pilar Duarte había nacido en Sonora en 1810, y se había avecindado en Miraflores, Baja California, Sur.

Don Eduardo Eugenio Grosso Boittard padre fundador de esa estirpe en Baja California, descansa en tierra bajacaliforniana, jamás, ni por equivocación volvió a Italia, allá quedaron sus hermanos, Maria Eugenia –su cuata-, María Ninni, y Víctor; sus padres, y el resto de toda la familia grande.
Y así es como se van tejiendo los hilos de las familias, así es como hemos llegado a esta tierra, la que ahora custodiamos, y que en un abrir y cerrar de ojos, habremos de entregar a los que nos sucederán; porque el inexorable paso del tiempo, se nos viene encima con rapidez inaudita, y sin piedad alguna.



AUTOR DEL ARTÍCULO:
ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO
EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO
JUEVES 10 DE AGOSTO DE 2011.

El presente es un trabajo de orden intelectual protegido por al autor bajo patente 1660383; se puede citar total o parcialmente sin fines de lucro, otorgando el crédito correspondiente.

NOTAS RELEVANTES:
Desconozco la fecha del fallecimiento de Eduardo Eugenio Grosso Boittard, que aunque es muy probable que haya sido en El Rosario, por lo pronto no estoy en posición de afirmarlo.
De los hijos del matrimonio Grosso Peña, tenemos que formaron a las siguientes familias.

Arturo, el mayor, nacido hacia 1890 en Santa Rosalía, Baja California, Sur, se casó en primeras nupcias con la rosareña Juana Duarte Ortiz, con quien procreó a: Eduardo “Watare”, y María, quien fue la madre de los Cousiño de San Vicente Ferrer, Baja California. Arturo Grosso Peña “El Cura del desierto” vivió muchas décadas en la “Laguna Seca de Chapala, Baja California”.

Al enviudar de Juana, Arturo de casó con la rosareña Adela Peralta Acevedo, con quien procreó a: Amalia, Rosa, Lidia, Natividad, y Eugenio.

Ángel se casó en 1913 con la profesora Flora Castro, adscrita a la escuela elemental mixta número VI, en El Rosario; sus hijos fueron: Esther, Maria de Los Ángeles, Maria de Carmen, y Cesar Federico; Todos ellos viven con sus descendientes en Mexicali, Baja California.
Teresita del Niño Jesús, fue madre de su único hijo Luís Meléndez Grosso, fallecido hará un par de décadas.

Amalia, nunca se casó.

Anna se casó con Heraclio Espinoza Peralta; sus hijos fueron: Socorro, Mario, Maria del Rosario, Eugenio, Elvia, Heraclio Manuel, Santiago, Sergio, Marco Antonio; Lucio y Amalia que murieron niños.

Juan Eduardo se casó con María Fe Espinoza Peralta, siendo los padres de César Grosso Espinoza, quien a su vez fue padre de IRMA GROSSO ARAMBULA, quien solicitó que le escribiera sobre los orígenes de su familia Grosso.

Maria Fe Espinoza Peralta, fue la hija mayor de mis bisabuelos Santiago Espinoza Peralta, y Josefa Peralta Ramirez. Mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta, fue el quinto hijo de mis bisabuelos.

César Grosso Espinoza falleció en 1986, en México capital.

Anna Grosso Peña, la menor de la familia continúa viviendo desde 1927, a sus 103 años de edad, en El Rosario, lugar donde nació el 16 de octubre de 1908. Solo los descendientes Grosso de Anna, viven actualmente en El Rosario.






En la foto aparece en El Rosario, hacia 1910 el italiano
Eduardo Eugenio Grosso Boittard.
De momento no cuento con la foto de Tecla Peña Duarte.
Foto que su hija Anna Grosso Peña, donó al museo comunitario “El Rosario”.












Aparece en El Rosario, Francisco Loya Espinoza,
hermano de José Guadalupe, quienes en 1913 sirvieron
de guía desde El Rosario a Mexicali
a Eduardo Eugenio Grosso Boittard.
Al fondo se ve a su sobrina María Loya Peralta,
quien fue hija de José del Carmen Loya Espinoza “Nico Loya”
Foto que me facilitó en 1988: María Loya Peralta: Hija de “Nico Loya” y Ángela Peralta Ortiz.

José Guadalupe Loya Espinoza en los arreos de ganado desde El Rosario, hasta Mexicali, localizó un sitio con aguas termales en la vertiente Este de la sierra de la Rumorosa, en tal lugar su hijo José Loya Murillo junto con su familia fundaron el balneario actualmente conocido como” “Rincón de Guadalupe” al que se llega por una brecha de buen camino desde la carretera, bajándose en la Laguna Salada, ubicada al pie de La Rumorosa, en los límites de los municipios de Mexicali, y Tecate, Baja California.




El nombre de “Rincón de Guadalupe” es en honor al rosareño José Guadalupe Loya Espinoza, quien en un viaje del durísimo arreo de ganado de El Rosario a Mexicali; llegando de regreso a El Rosario fue arteramente asesinado a corta edad, por “Los Indeseables” para asaltarlo, dejando en la orfandad a sus hijos.




Francisco Loya Espinoza, quien aparece en la foto de arriba, tomada en El Rosario en los tiempos de la artera muerte de su hermano José Guadalupe, quien lucía muy parecido a como se ve aquí Francisco.



Francisco fue casado con Rosa Peralta Ortiz, quien en su soltería vivía en el rancho Santa Úrsula, con sus padres Don Bruno Peralta Veliz y Francisca Ortiz Pellejeros.




Mas sobre los orígenes de la familia LOYA, se puede leer en: “José Loya Murillo y Maria Josefa Espinoza Peralta”, de ésta misma bitácora.

Maria Fe Espinoza Peralta, abuela paterna de Irma Grosso Arámbula, fue sobrina de Maria Josefa Espinoza Peralta, quien fue la esposa de José Loya Murillo.


No hay comentarios.: