"NUESTRA TIERRA SE LLAMA "BAJA CALIFORNIA", NO SE LLAMA "BAJA":
SOMOS "BAJACALIFORNIANOS", NO SOMOS "BAJEÑOS"... "Agradezco infinitamente a mi amigo ARQ. MIGUEL ALCÁZAR SÁNCHEZ, el apoyo que me ha brindado al diseñar ésta página y subir mis trabajos desde el año 2007"

jueves, 7 de octubre de 2010

EL CARDON, EL CANTIL, Y EL CIRIO:

EL CARDON: EL CACTUS MÁS GRANDE DEL PLANETA.

EL CANTIL: FORMACION GEOLOGICA EN EL ROSARIO

EL CIRIO: CARACTERISTICA PLANTA DEL DESIERTO CENTRAL DE BAJA CALIFORNIA.

En aquellos años de mi niñez en El Rosario, pasaba buena parte del año en un ranchito que mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta poseía, y lo había llamado “El Porvenir”, también conocido como “El Cardonal”.

Desde el año de 1964, año en que se abrió aquel lugar al pastoreo de ganado, mi encargo era cuidar que no “agarraran monte” mientras pastaban los becerros, y las vacas, que estaban bajo mi cuidado. Tenía entonces unos seis o siete años de edad, y como duraba todo el día en el cardonal cuidando aquellos animales, lo hacia siempre desde cierta altura de la montaña, protegido bajo la sombra de algún cardón.

A éstas enormes plantas del desierto, los cardones, en la mente de aquel niño que era entonces, los consideraba mis amigos, y hasta platicaba en silencio con ellos, en ocasiones les encargaba a los becerros mas inquietos, y andariegos.

Con el inexorable paso del tiempo, y mis largas ausencias debido a mis estudios, me separó de los cardones de mi tierra, que, la primer ausencia, en 1969, me llevó a la querida Sonora, la tierra de los “sahuaros”, para concluir allá la primaria; después a Ensenada, para estudiar secundaria, y preparatoria. Posteriormente a Mexicali, para llevar a cabo parte de mis estudios universitarios.

Pasaron muchos y largos años, durante los cuales, ninguna de aquellas vivencias se apartaron de mis recuerdos. Ni mis pláticas en silencio con los cardones, su aroma, su fruto tan característico y único. Recordaba el profundo silencio, el gran espacio abierto, el hermoso paisaje, el aire lento que peinaba las espinas en lo alto de las plantas; el canto melodioso del cenzontle, el de los pájaros llaneros, el nervioso correr y volar de las codornices, y el triste cantar de las palomas; y como olvidar el mugir de las vacas llamando a sus becerros, o el relincho del caballo prieto azabache, y el rebuznillo del burro recién nacido, que retumbaba de manera aguda en el silencio del bosque de los cardones, o de vez en cuando la interrupción abrupta por el estruendo de algún disparo de carabina 30-30, con el que se intentaba espantar a los cuervos que posados sobre el “espantapájaros” se saboreaban los granos de elote que hurtaban del “maizalito” que poseíamos en El Cardonal.

El escándalo de la parvada de pájaros chanates que se posaban sobre el lomo del ganado mientras “sesteaba”, para espulgarlos, comiendo los parásitos que el ganado en su lomo llevaba.

El estruendo del pájaro carpintero, que despreocupado por su ruidoso actuar, perforaba los troncos secos en busca de polillas.

Aquel escenario, aquel concierto de la naturaleza, el esplendor y la armonía silvestre, daban una calma y tranquilidad distinta a mi ser; sabiendo que nosotros, el ganado, los pinos, los pirules, la casa, el pozo del agua, el corral, el maizalito, el “espantapájaros”, las aves de corral, y el abrevadero, éramos allí los “exóticos”, éramos los ajenos, los intrusos, pues siempre decíamos: Nuestro ganado, “nuestro rancho”, siendo que aquel paraíso silvestre se encontraba en ese lugar, desde cientos de milenios antes de nuestro arribo .

En los entrecruces de los brazos de los cardones, en ocasiones las abejas forman sus colmenas. Desde lo más alto, fuerte se escucha el desesperado pillar de los aguiluchos solicitando la comida a sus padres, mientras que éstos en su vuelo se dejan llevar por las cálidas corrientes de aire en busca del sustento del molesto “bebe”. La presa, ya fuera pájaro, codorniz, paloma, serpiente, ratón canguro, lagartija, o cualquier roedor disponible y que desprevenido con la llegada del altivo y agilísimo predador aéreo, sucumbía el desdichado, lanzando su último “grito desesperado” bajo el certero apretón de afiladas garras, para alimentar al hambriento polluelo, que mas bien se asemeja a un costal sin fondo por las grandes cantidades de alimento que consume.

Todo tiene un origen, todas las cosas se dan por algo, de aquellos recuerdos, y por su larga vida de los cardones, y la muy corta existencia de nosotros los humanos, surgió en letras el arreglo que a continuación se encuentra, y que en mi mente ha existido, palabras más, palabras menos, desde aquellos tiempos.

“EL CARDON”

“No hace mucho que fui a mi tierra, saludé a mi viejo amigo el cardón,

Mientras lo saludaba, me preguntó: ¿Qué tal te va?,

Tiempito hace que no nos vemos, te he echado tanto de menos;

Muy contento le contesté:

Amigo cardón, ha pasado mucho tiempo sin vernos;

¡Hace más de cuarenta años, que nos vimos la última vez!

Si, estoy enterado que vas y vuelves, yo de aquí,

De aquí nunca me muevo, y si supieras, cuantas,

Cuantas nubes veo cruzar, cuantos aires veo pasar;

Cuarenta años es un breve tiempo, me dijo mi amigo el cardón;

Aquí llevo más de doscientos años, a veces me siento algo tristón.

Bien que recuerdo a los tuyos, generación tras generación,

Pues ustedes los humanos, que pronto se esfuman, cual leve brisa,

Cual leve brisa, expuesta al ardiente sol,

Creyendo que viven mucho, los humanos, con los cardones,

No tienen comparación.

Y tampoco longevo me creas, me dijo mi amigo el cardón,

Mi vecina la roca, tiene milenios a discreción,

A nosotros los cardones, las rocas, nos ven pasar, de generación en generación.

¡Si te dijera que la roca, poco ha existido!, asombrado decía mi amigo el cardon,

Pues su madre, la alta montaña, tienen millones de años, con nada tiene comparación,

La alta montaña recuerda, a tantos seres que pasaron a la extinción,

Podrás comparar, decía mi amigo el cardon, si cuarenta años son muchos;

Así sean cien años los que viva un humano, son un breve suspiro,

Son un breve suspiro, en este valle de la ilusión”.

EL CANTIL:

Y luego que viajábamos hacia “El Cardonal”, o hacia El Rosario, distantes entre si apenas unos veinte kilómetros; pasábamos frente a “El Cantil”, sitio geográfico que se encuentra frente a la cañada de “La india Flaca”, conocida también como “Cañada del Aguajito”. El tal cantil es una formación a plomo en una de las estribaciones de la sierra norte del poblado, y que al encontrarse con el cauce del arroyo de El Rosario, cae en precipicio, razón por la que es llamado también “Espejo”, y que además se conoce a este tipo de formaciones como: “Cascada de tierra”.

En la parte alta del “El cantil” se encuentran dos cardones, que de niño llamaron mi atención. Aquellos cardones aunque a la distancia se aprecian un tanto pequeños, no lo son; y me preguntaba la razón por la cual aquellos habían nacido en la cima. Tan luego como le pregunté a mi abuelo, me comentó que eran los murciélagos, o cualquier pájaro, que al comer la fruta del cardón, y al volar hasta allá, los habían “sembrado”, después de hacerles la digestión.

¿Y cuando fue eso abuelo?

¡OH, para cuando yo nací en 1912, ya esos cardones eran adultos!, contestó mi abuelo.

Como siempre los chicos viajábamos en la parte trasera de las unidades, a caballo, o a pie, mientras lo hacíamos frente a “El Cantil”, me preguntaba: ¿Cuántos años tendría ese bonito corte en la montaña?

Igual me preguntaba en silencio:

¿Cuántas veces habría corrido el arroyo al pie del cantil, y por qué no se lo había llevado?

¿Cuántas personas lo habrán visto?: Así de curiosa puede llegar a ser la mente de un niño.

Por esas razones he querido dejar aquellas pequeñas vivencias en el siguiente arreglo, dedicado a esa hermosa formación de la naturaleza:

“CANTIL”

“De acantilado surgiste, por eso cantil te llaman,

Vetusto con millones de años eres;

Otros te llaman espejo, espejo milenario que existes al pie de la sierra;

También te llaman cascada de tierra.

Acaso eres espejo, donde los dinosaurios se vieron,

A cuantos viste llorar, a cuantos viste reír;

Los dinosaurios que en ti se reflejaron, cuando por tu frente pasaron;

Te pregunto cantil, ¿eran vanidosos?, o ni siquiera te miraron.

¿O para cuando tú llegaste, ellos ya se habían marchado?

Antiquísimo cantil, cuantas veces por tu pie,

Las broncas aguas del desierto, ¿haz visto pasar?

Son quizás millones las ocasiones que las broncas aguas,

Te han querido tumbar, te han querido al mar arrastrar.

Bello, e imponente cantil,

¿Conociste a la india flaca?

¿Qué te venía a decir?, ¿Qué te quiso enseñar?

Que eres único, altivo, y de mi pueblo señal.

¿Qué te decían los vaqueros?

¿Qué te dicen los científicos?

Que solo tú eres eterno guía, de sus ganados, y de sus vidas;

Que como tú, no existe otro igual;

Que tal vez en la Antártida,

A uno de tus gemelos se podrán encontrar”.

CIRIO, CONOCIDO POR LOS COCHIMI COMO: “MILAPA”.

No menos importante e imponente resulta ser en mi tierra “El Cirio”, planta de hermoso y espinoso follaje cuando llueve, y magro con la escasez del agua, que igual sirve de hogar a las colmenas, que a los nidos donde se empollan los gavilanes, y algunas “aguilillas”, búhos, “lechuzas”, y nido de las bravísimas avispas.

“Mi amistad” con aquellos cirios que cohabitan entre o en las cercanías de los cardones, garambullos, pitahaya agria, chamizos, “chollas saltadoras”, de “hachón”, biznagas, gobernadora o hediondilla, y nopal silvestre, era tan cercana como la que co n los cardones llevaba.

El cirio, una de las plantas mas hermosas y altas, poco mas baja que el cardón, florea en pequeñas florecillas, muy llamativas, las cuales son visitadas por “El colibrí”, y las abejas, animales que las polinizan.

Entre los cirios y cardones de repente interrumpe la quietud el inesperado salto-vuelo del “correcaminos”, o “churea”, que gusta descansar sobre ellos de cuando en cuando, adornando el paisaje mientras como fantasma surca el espacio, como también lo adorna el aullido del coyote, que por frío o por hambre en las madrugadas lanza al aire; el astuto coyote, en otros Lares es conocido como “lobo de la pradera”. En ocasiones el coyote toma algún cirio muerto como su madriguera, sabiendo que hasta allá llegará el alimento en patas de roedor.

El gato montés, y la serpiente, toman al cirio muerto como su lugar de caza, ya que su instinto los lleva allí en busca de roedores que anidan en la “estopa” al interior del cirio, que dejando de serlo se convierte en un nicho ecológico, ya que después de morir perdura hueco por largos años.

Cuando el calor aumenta en su intensidad, el ganado por naturaleza “sestea” a la sombra de sirios y de cardones. En aquellos años por las tardecitas, cuando el sol bajaba, los arreaba a beber en “las tinajas”, siempre llenas con fresca y abundante agua de lluvia, la que se encontraba solo en ese lugar, en ese oasis que se formó por el escurrir del agua, labrando la roca basáltica, en la roca madre, y que al paso de millones de años la blanda agua labró los huecos en la dura roca; y que llenos de la vida que el agua da, el ganado y todos los animales silvestres de la comarca de día, y de noche sacian su sed. En esas tinajas me lanzaba mis buenos clavados, mucho antes de saber siquiera que las piscinas existían.

¡Cómo no querer entrañablemente a mi tierra!

ARTÍCULO ESCRITO POR:

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO

SABADO 02 DE OCTUBRE DEL 2010.

NOTAS RELEVANTES:

Sobre el cardon:

Es imperdonable que alguien tale, mutile, o agrede a un cardón, al igual que a cualquier planta o animal de nuestra tierra; como ha sucedido en infinidad de ocasiones. Cientos de cardones han sido talados o mutilados en el pasado; dizque para abrir tierras de cultivo. Espero y deseo que esa ignorancia haya sido enterrada con los que así lo hicieron, y que los actuales y futuros habitantes del desierto, y cualquiera que por aquí pase, les brinde el respeto, y la admiración que estos organismos merecen, y que en mucho nos engrandecen, sin pedir nada mas que consideración a cambio. Antes nada pudimos hacer ante tal agravio, sin embargo ahora, mucho cuidado…Mi abuelo al abrir el rancho, y mientras permaneció allí, no derribo ninguna de estas inmensas plantas.

El nombre científico del Cardón es: (Pachycereus Pringlei)

El nombre científico del Sahuaro es: (Carnegiea Gigantea)

Al bosque de cardón se le denomina “Cardonal”. En la península de Baja California, florea en primavera, impregnando grandes extensiones con su agradable aroma, que atrae de noche a los murciélagos, y de día a las abejas.

El cardón en pariente cercano del “Sahuaro”, que abunda en el también estado mexicano de Sonora, aunque este es de menor tamaño, es igual de sobresaliente, como lo es el cardón.

La parte mas alta de los cardones costeros, es el sitio preferido del águila para devorar los pescados, que veloz y raudas pesca en el océano pacifico, y en el golfo de California; mientras que los cardones son utilizados también por las águilas de tierra adentro para los mismos fines, solo que acá sus presas no son peces.

Un cardón adulto en sus primeros doscientos años ha crecido unos veinte metros, y un poco menos el Sahuaro.

Los cardonales, distribuidos desde la región de San Felipe del lado del golfo de California, en el municipio de Mexicali, en cuya región existe un “cardonal”, que le llaman “Valle de los gigantes”, de donde se sacó un ejemplar adulto, y fue enviado por México en donación a España, para adornar la Feria mundial de Sevilla, en 1992, donde aun sobrevive el ejemplar, quizás el único, sin lugar a dudas, en todo el continente euroasiático.

Se interrumpe su distribución hacia la costa del pacifico, apareciendo de nuevo en El Rosario, donde se encuentra nuestro “cardonal”, del que se trata este trabajo. Su permanencia desde El Rosario hacia el Sur peninsular es casi constante, solo con interrupciones de ciertos espacios.

En Sonora y en Arizona existen bosques de Sahuaro, siendo sus flores polinizadas por murciélagos y por abejas, al igual que sucede con el cardón.

Los Sonorenses “cosechan” la fruta del Sahuaro, utilizando largas varas con las que bajan la fruta, que es de exquisito sabor. A este instrumento le llaman “Sahuarero”; parecido al nombre del pueblo de “Sahuaripa”.

Existen en algunas de las islas del Golfo de California, también en México, una variedad de cardón, o tal vez sea saguaro, muy pequeño, en la edad adulta es casi de la altura de un ser humano, se debe esto a la profunda escasez de agua.

Según algunos botánicos, por cada cinco o seis millones de semillas de cardon, sólo una llega a la edad adulta.

Los misioneros y los rancheros, utilizaron la madera del cardon como vigas en las cubiertas de las casas. La madera del cardon en conocida como “Lata”, se asemeja a una larga costilla, que en conjunto forman un “costillar” redondo, partiendo desde la base hasta la parte mas alta del tronco, y sus ramificaciones; su longitud es de hasta veinte metros, sin embargo se puede aprovechar en longitudes de unos tres metros sin problemas de fatiga estructural por las cargas de los techos de palma, o de tule, o cualquier otro ramaje.

El uso de esta madera para la fabricación de “muebles de cardon” por los rancheros fue muy socorrido, al igual que su utilización en leña.

La mayoría de las “cunas de latas” de los niños nacidos durante todo el siglo XIX, y mitad del XX, en Baja California se utilizaron las “latas” del cardon, al menos en los ranchos, al igual que como armazón de camas de “lías”; la armazón de la cama se hacia con latas”, en cuyo marco se clavaban “lías de cuero crudo de res”, estas tiras se colocaban entrecruzadas formando la base, o bajo colchón.

Fueron utilizadas las “latas” para complementar las mortajas en las tumbas durante todo el siglo XIX.

Se elaboraban por la rancherada cajones con “latas” para las mercancías, mejor conocidas como “alforjas de cardon”, que se usaban para transportar materiales pétreos, como arena, tierra, grava, y rocas, a lomo de bestias, ataviadas con “fuste”, y un cajón de “lata” por cada lado del animal.

El cardón al igual que el Sahuaro, en épocas de lluvias absorbe grandes cantidades de agua, volviéndose toscos, densos y muy pesados, lo que causa inestabilidad por la sobrecarga sobre sus raíces, y su poca adherencia al suelo lodoso. En caso que un fuerte ventarrón sople sobre ellos bajo estas condiciones, derriba a algunos ejemplares invariablemente, con fuerte estruendo de por medio.

SOBRE EL CANTIL:

Amplios estudios científicos se han realizado sobre la formación “Cantil”, en El Rosario, Baja California, por la facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California, en colaboración con universidades extranjeras.

La formación que predomina en El Rosario con respecto a la formación geológica cantil, se le denomina: Cantil Costero.

SOBRE EL CIRIO:

El nombre científico del cirio, en género y especie es: Fouquieria Columnaris.

La importancia del cirio es tal que en Baja California, está protegido por Ley, al igual que el cardón. Entre los paralelos 28 y 30 grados de latitud norte, se encuentra “El Valle de los Cirios”, área natural bajo la protección de la Comisión Nacional de áreas naturales protegidas, CONANP, por sus siglas; cuyo territorio es desde las inmediaciones de El Rosario, hasta la frontera de los dos estados peninsulares en la parte central; y dentro del “Desierto de Vizcaíno” que abarca desde las inmediaciones de El Rosario, hasta cerca de San Ignacio, en Baja California Sur, su protección es por partida doble. Cuenta el cirio en la península con una superficie aproximada de 25,000 kilómetros cuadrados; alcanzando los especimenes una altura de hasta quince metros.

El Cirio y el Cardon son las principales plantas del desierto en aproximadamente un tercio del territorio peninsular.

El Cirio se encuentra distribuido en la parte media de la península de Baja California, con su frontera natural al norte en El Rosario.

Los misioneros y los rancheros utilizaron la madera del cirio en la contracción de almacenes, y casas, utilizando sus gruesos tallos, que en realidad son troncos, que aunque huecos, son de regular resistencia en cubiertas, y como columnas.

No hace mucho tiempo su madera muerta fue recolectada por los rancheros para ser comercializada en Ensenada, donde se sacaba tableta para decorar muros en interiores de oficinas, como se pude apreciar en el recién desocupado Palacio Municipal de Ensenada.

Los rancheros utilizaron los troncos de sirios para construir improvisados corrales para el ganado, los que de la improvisación se volvían corrales que duraban décadas.

No se puede dejar de comentar que existe por desgracia aun, algunas tontas personas que dañan sin ninguna necesidad a nuestra única flora y fauna:

¿Será que su pobre y escasa cultura, no les da para más?

6 comentarios:

ROBERTO SEVILLA dijo...

RECUERDO AQUELLOS MOMENTOS EN LOS QUE RECORRI CON UD, POR RAZONES DE TRABAJO, LOS CAMINOS DE LA BAJA CALIFORNIA, ESCUCHANDO SUS RELATOS Y PLATICAS QUE DISFRUTABA Y AUN DISFRUTO Y QUE HACEN AGRADABLE MIS RECORRIDOS POR ESTOS LUGARES.......

Anónimo dijo...

Muy bien, Vaquero ... En Sonora se consume la pitaya, proveniente del "pitayo" (Stenocereus queretaroensis) en los veranos, antes de los tiempos de lluvia ... También existe la sinita o sina barbona (Lophocereus schottii) que según los paisas sonorenses cura el cáncer ... Saludos ... ORLANDO RAMONETTI APPEL

EL AUTOR: ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO. dijo...

GRACIAS AMIGOS ING. ROBERTO SEVILLA, Y ORLANDO RAMONETTI, POR AHI TRAIGO VARIOS TEMAS MAS QUE ESTOY ESCRIBIENDO.
SALUDOS CORDIALES.

Anónimo dijo...

Me da muchisimo gusto saber que hay personas verdaderamente interesadas en dar a conocer mi extrañable pueblo., sinceramente me deje llevar por los recuerdos de mi niñes al leer la mayoria de la historia de mi pueblo natal y nadamas de pensar en la distancia! que hay de por medio..No pude contener mis lagrimas. yo tambien sufri todas las cadencias que se vivian en el decierto de la peninsula, ya que me crie en el cerrito blanco muy cerca de chapala. !!que recuerdos!! Felicidades Alejandro, estoy segura que somos parientes fui sobrina del Pley "Heraclio Espinoza Arce" saludos Elizabeth Gilbert Espinoza

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO dijo...

EL AUTOR: GRACIAS ELIZABETH GILBERT ESPINOZA: AU NQUE HACE DECADAS QUE NADA SABIA DE TI, ME CONTENTA MUCHO SABER QUE LEES ESTAS MIS MEMORIAS, Y QUE ADEMAS TE TRAIGAN AQUELLOS LEJANOS Y A LA VEZ CERCANOS RECUERDOS. EN CUANTO TENGA OPORTUNIDAD ESCRIBIRE ALGO SOBRE LOS GILBERT, AUNQUE ES BASTANTE ESCASA SU INFORMACION.
TE MANDO MIS MEJORES RECUERDOS. ATTE. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO. EN DONDE VIVES?

Anónimo dijo...

Excelente relato, la belleza de esa región de México es única y extraordinaria, saludos desde Puerto Escondido, Oaxaca.