California: Es
una palabra muy agradable de escuchar; es rítmica, armoniosa,
elegante, melodiosa, y fácil de pronunciar.
En memoria de Julio Espinoza
García, de profundas raíces Bajacalifornianas, quien el próximo 22 de mayo
cumpliría 74 años de edad; perteneció a la séptima generación “Espinoza” en
Baja california.
Por Ing. Alejandro
Espinoza Arroyo
A 16 de Mayo de 2012.
Patente 1660383.
La presente investigación no
sigue líneas gubernamentales, ni políticas de ninguna índole.
Somos Bajacalifornianos, no
‘BAJEÑOS”
¿Por
qué el Instituto para el deporte y la cultura física de Baja California:
INDE-BC: Nos llama “BAJA”?
De manera breve, concisa, y llana trataré
sobre lo que significa para nosotros California, algunos orígenes del vocablo,
y las implicaciones que en la actualidad la merman.
Cuando los europeos, hace más
de quinientos años se adueñaron más por las malas que por las buenas de la
mayor parte del continente americano,
fueron los españoles quienes atesoraron la mayor parte de la geografía
americana, pasando con sus botas, caballos, lanzas, intrigas, y por la desmedida
sed de metales preciosos. Con aquella ambición de mente medieval cayeron sobre
los pueblos milenarios de la bastedad de lo que hoy es América, y por si acaso alguien
ha olvidado las fechorías españolas, sólo como ejemplo recordemos que a
Cuauhtémoc le quemaron los pies, para obligarlo a confesar el lugar donde se
encontraban los tesoros aztecas; recordemos también que para lograr el
sometimiento de los pueblos “indios”, contaron en el actual territorio
mexicano, con el apoyo de “La Malinche”.
Los viajes desde la Nueva
España a la península dieron inicio en 1533, y el uso de la palabra
“California”, para el año de 1540 era común.
Cuando de extenderse al
occidente de la Nueva España se trató, España, llegó muy al norte del
continente, valiéndose primero del sometimiento de la California, nuestra
península, que durante centurias fue considerada isla, y gobernada por Calafia,
la reina de las amazonas, tierra habitada por solo mujeres, y casi bañada en
oro, según el libro de caballerías, “Las Sergas del Esplendián”, escrito por Garci Rodriguez de Montalvo, y publicada en
Sevilla, España en julio de 1510.
En tal libro se escribió
que: “Sabed que a la diestra mano de las
indias muy cerca de aquella parte del paraíso terrenal hubo una isla llamada
California, la cual poblada de mujeres negras, sin que ningún hombre entre
ellas hubiese…sus armas eran todas de oro… que en toda la isla no había otro
metal alguno…”
Con la anterior descripción
de la California, imaginemos cómo les brillarían los ojos a los medievales
españoles; cómo se les despertaría la codicia, la ambición, y los mermaría como
seres pensantes.
El origen de la palabra
“California”, se pierde en el tiempo, pero aparece en la canción de Rolando, y
se tiene relación que en la novela de la Bretaña francesa en el siglo VIII,
cuando la retaguardia del ejercito de Carlomagno sufre una derrota a manos de
los vascos, en el desfiladero de Roncesvalles, en los montes pirineos; que
dividen a Francia de España. En una
parte del poema aparece la palabra “CALIFERNE”, habiendo sucedido tal situación
hace más de mil doscientos años.
Hay quienes sitúan el nombre
California, con origen en el vocablo “KHILIFATH”, que significa: “Dominio de
Califa”.
Por otra parte, según
Clavijero, tenemos que el origen de la palabra California, se atribuye a la
expresión “Cálida Fornax”, que en latín significa “horno caliente”, aduciendo
que Hernán Cortés al llegar a la península, a la bahía por él llamada “Santa
Cruz”, hoy ciudad de La Paz, donde
desembarcó el 3 de mayo de 1535, sintió mucho calor, y que de ahí se deriva el
nombre de California, situación poco probable.
Cristóbal Colón creía que
California se encontraba entre las islas del caribe.
En carta que Hernán Cortés envió al Rey de España Carlos I, desde México el 15
de octubre de 1524, le refiere que tiene noticias de una isla legendaria, toda
poblada de mujeres, sin ningún varón, y que es muy rica en perlas y oro, en
clara alusión a la CALIFORNIA; La “isla” a la que la leyenda de Las Sergas del
Esplendián”,
hacia alusión.
Y como no fue así, sino todo lo contrario, en
son de burlas de un contemporáneo de Cortés, a la “Isla” se le llamó”:
California, siendo un basto y abandonado territorio; aunque se tiene la idea
que se le llamaba “California”, solo a la costa península donde primero
llegaron los españoles, y que se fue extendiendo conforme se apoderaron del
resto del territorio.
Como quiera que se hayan dado las cosas, de
donde venga el nombre, aunque importante, lo relevante es que la primer tierra
llamada específicamente “california”, es la península, en su parte sur, ya
desde el año de 1533; siglos después la parte norte peninsular, y más tarde la
California, hoy perteneciente a Estados Unidos de América.
Ahora bien: El viejo México, el completo, el que fue mutilado a
consecuencias de la injusta guerra que Estados Unidos de América, le declaró en
1846, y ganó insisto, al viejo México en
1848, aquel que era de los países mas grandes del mundo. Baste mencionar que la
frontera actual (Tijuana) de la península de Baja California se encontraba unos
dos mil quinientos kilómetros al sur de la antigua frontera norte del viejo
México, y que al pasar la Alta California, Nuevo México, y Texas a manos de Estados Unidos, el nuevo y
diminuto país mexicanos se redujo a menos de la mitad de lo que antes fue.
Durante la guerra entre Estados Unidos de América
y México, los soldados estadunidenses que ocuparon la península, en sus envíos
de información a su país, llamaban a los defensores bajacalifornianos, en son
de burla como “BAJEÑOS”; diciendo que “Los Bajeños”, -bajacalifornianos, de los
cuales muchos derramaron su sangre-, oponían resistencia a la intervención,
pero que serían derrotados por ellos, dada su superioridad en cualquier sentido;
en esas o en sus propias palabras, el echo histórico es que nosotros para
ellos, éramos, y somos solo “Bajeños”,
de segunda categoría, de quinta silla, solo “BAJA”.
Y cuando al fin en 1848, le ganaron la guerra a México, en un
diario estadounidense, se publicó una caricatura del águila nacional mexicana,
la de la bandera, toda desplumada, asustada, maltrecha, desorientada, y cómo
preguntándose: ¿Qué más me van a hacer?
En la actualidad los medios masivos de
comunicación de Estados Unidos, y su población, incluidos muchos mexicanos
residentes allá, para referirse a Baja California, dicen:
Península de Baja; para citar al golfo de California,
dicen: Mar de Cortez; para citar a Baja California, sólo dicen: Baja, y para
Baja California Sur, sólo lo hacen diciendo: Baja Sur.
Lo más
lamentable de todo esto es que muchas de nuestras autoridades de Baja California,
se hacen llamar, por ejemplo:
El INDE-BC, en toda su publicidad, camiones,
camisetas, etc., ellos son sólo “BAJA”; la Secretaría de Turismo de Baja
California, también tiene lo suyo.
Cuando
les he preguntado el por qué, simplemente me han ignorado; y con el contenido de
este artículo, pasará al menos una de dos situaciones: Me ignorarán, o se harán
los dignos, los muy patriotas, los muy esforzados por el bien de Baja
California; y no faltará a quien me echen encima con todo, y hasta me
ridiculicen; aunque desde luego que me gustaría equivocarme, y antes al
contrario me gustaría dedicarles alguna narrativa, en caso de que se
interesaran por lo que es muy superior a
ellos: BAJA CALIFORNIA. Sin dejar de valorar por ningún motivo sus grandes
esfuerzos y logros en sus respectivas actividades, muy valiosas que son para
todos nosotros como sociedad Bajacaliforniana, pero al menos han descuidado lo
aquí tratado.
Ni
qué decir de la infinidad de abusos en el uso del vocablo “BAJA” por tantísimos
negocios que viendo hacia los extranjeros, y siguiendo “sus” subliminales
instrucciones de usar: Baja, Baja, Baja, para donde volteemos, nos bombardean
con “Baja”; sólo falta que lo pronuncien como allá, del otro lado de la
frontera norte: Baha, Baha, Baha.
En una reunión del congreso de Baja California,
de la actual XX legislatura escuché al menos a tres diputados decir: Cuando fui
a la “Baja Sur”, entre ellos a una profesora. ¿Qué podemos esperar?
Muchos periodistas en medios masivos
mexicanos impresos y electrónicos usan el pésimo vocablo a diestra y siniestra;
y en una red social que formamos para concientizar, alguien nos tildó de
“payasos”, porque le preguntamos al INDE-BC, el por qué nos llama “BAJA”. La
persona que nos “payasea” reaccionó, o tal vez quiso manipular el asunto como si
atacáramos a los deportistas, a quienes ampliamente respetamos por sus grandes logros
y esfuerzos, como el de mi sobrino Rodrigo Alejandro Orozco, quien recién ganó
medalla de plata, en la olimpiada nacional que Baja california organiza a
través del INDE-BC; Rodrigo Alejandro es originario del ancestral, y uno de los
primeros pueblos Bajacalifornianos, La Grulla, ubicado al sur de Ensenada; él
proviene de nuestra ancestral familia “Espinoza”.
Las carreras fuera de camino llamadas
subliminalmente “BAJA” desde 1967, han obtenido sus frutos, pues como campaña
por quitarnos el melodioso nombre de California, y dejarnos sólo como “Baja”,
ha penetrado bastante hondo en las mentes de infinidad de despistados
mexicanos, lo más triste es la
negligencia de autoridades, como ya ha quedado escrito líneas arriba, y que
aunque se hagan los ofendidos algunos políticos, muy seguros estamos que en
esos puestos están sólo de paso, y que nosotros los Bajacalifornianos
seguiremos picando piedra, y con el tiempo habremos de retomar nuestras
históricas raíces, con o sin ellos; aunque bien se ha entendido ya, que será
sin ellos, al menos sin los que están ahora en el poder, a menos que dieran una
muestra de cordialidad, y presten aunque sea un momento oídos a este legítimo
reclamo.
Aquí vivimos en América, “éramos” pues
americanos, sin embargo ya no, desde hace mucho tiempo todo decimos, los
americanos en referencia a los estadunidenses, nosotros somos hispanos,
latinos, o cuando mejor nos va, somos: latinoamericanos, aunque se dice con
cierto desprecio; el similar desprecio y sorna que los españoles muestran a los
sudamericanos, a quienes llaman: Sudacas.
Por mi parte no conozco ninguna campaña
para cambiarle el nombre a Estados Unidos; aunque les dicen gringos, gabachos,
güeros, y quien sabe cuantos motes más, sin embargo por mi parte respeto a esa
nación, principalmente por sus grandes contribuciones a la humanidad, y aunque
de colonia inglesa pasó ha formarse en imperio, nosotros no hemos dejado de ser
colonia; y si no, sólo por preguntar lo menos: ¿En dónde están los inventos mexicanos que nos dan proyección mundial?;
somos pues, mayormente manufactureros de los grades inventores, el grueso de
nuestro esfuerzo es físico, predomina sobre el uso de nuestro cerebro, poco
utilizado para la invención, y para la intelectualidad, por falta de medios, no
por falta de capacidad; y nuestros recursos naturales se van al extranjero, donde
los convierten en bienes industrializados. Nos engañaron los españoles cambiándonos sus
espejitos por nuestro oro; al igual que el imperio estadounidense ahora nos
manipula quitándonos “California”, y dejándonos “Baja”, para lo cual cuentan
con un sinnúmero de modernas “Malinches” en nuestra propia tierra: ¿A cambio de
qué?
La península de Baja California, política e
históricamente se ha reconocido y subdividido primero grandes extensiones que
ocuparon los primeros y milenarios pobladores, cochimies, guaycuras, y
pericués; después en misiones por el imperio español, luego en Partidos,
Distritos, Municipalidades, Territorios, y finalmente como Estados de Baja California,
y Baja California Sur; esperando que así siga, y no después seamos “Baja”.
Tuvimos
a un gobernador estadounidense cuando ya se daba a Baja California como parte
de aquél país, durante la guerra entre las dos naciones de 1846 a 1848, con
resultados ampliamente conocidos por todos.
California: Se utiliza en la
actualidad para nombrar formalmente a: Baja California, Baja California Sur,
Península de Baja California, Golfo de California, y California, Estados Unidos
de América.
El golfo de California, es
también conocido como mar de Cortés, y mar bermejo; pertenece en su totalidad
territorial a México.
Tal vez algún día nuestra
tierra recupere su original nombre: California, México; y por último recordar
que el nombre de la península es uno de los de mayor antigüedad en México, ya
que data de 1539.
Fue el misionero jesuita
Francisco Eusebio Kino, quien en viaje desde Sonora con rumbo a la California,
descubrió que no era isla, sino península; también se dice que por la unión de
la península con el continente, desde hace miles de años la caminaban los
primeros pobladores, cosa que los europeos no sabían, cuando apresuradamente se
apoderaban de América.
Una pregunta sigue sin respuesta:
¿Por
qué el INDE-BC nos llama: BAJA”?, explicación que tal vez jamás llegue a mi conciencia,
ni mis ojos alcancen a ver.
AUTOR
DEL ARTÍCULO:
ING.
ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO
EL
ROSARIO, BAJA CALIFORNIA
16 DE
MAYO DE 2012
La presente es una investigación del autor
quien la tiene protegida bajo patente 1660383, se permite su uso siempre y
cuando se otorguen los créditos correspondientes, y no sea con fines
comerciales, políticos, ni de lucro.
NOTAS
RELEVANTES:
Los estudiosos que han
profundizado en el origen del vocablo ‘CALIFORNIA’, son: El clérigo y escritor
norteamericano Eduard Everett Hale, graduado en Harvard en 1839.
Pablo L. Martinez, escribió
en su obra “Historia de Baja California”, que la tierra “California”, que muchas
riquezas había prometido según la novela de caballerías, sólo dio sinsabores,
hambre y muerte, la tropa la nombró “California”, en señal de chascarrillo.
Mi familia Espinoza se
encuentra en Baja California desde 1755, y en El Rosario, desde 1800. Hemos
contado dentro de nuestros antepasados con jueces, comisarios, Jefe político de
la península (Gobernador), y con un alcalde auxiliar de la frontera:
(Territorio comprendido desde San Fernando Velicatá, al sur, hasta la actual
frontera norte; el mismo territorio que actualmente ocupan los municipios de
Tijuana, Playas de Rosarito, Tecate, Mexicali, y la mayor parte del de
Ensenada).
Julio Espinoza García, a
quien dedico este artículo de manera especial, amó profundamente a Baja
California, fue mi padre, y nació en El Rosario, Baja California, el 22 de mayo
de 1938, falleció en Ensenada, el lunes
02 de abril de 2012, siendo sepultado en El Rosario, al lado de sus
antepasados. El próximo 22 de mayo cumpliría 74 años de edad.
La presente investigación no
sigue líneas gubernamentales, ni políticas de ninguna índole.
Somos Bajacalifornianos, no
‘BAJEÑOS”