viernes, 3 de diciembre de 2010

PIONEROS JOSÉ LOYA MURILLO Y MARIA ESPINOZA PERALTA.

Este artículo se formó con la colaboración de Jesús Abel Loya Gaona, nieto de José y María.

Se fueron de El Rosario, y ya muy poco o nada se había sabido de ellos, mientras que unos decían que se fueron a vivir al valle de Mexicali,-Mecsicali, como los viejitos decían- al paraje de “La Mariana”, otros simplemente ignoraban su paradero, y la suerte que la vida les deparaba.

Nacidos ambos en la sierra de El Rosario, mientras que José naciera en el rancho Rosarito de los Loya Espinoza, María había nacido en el antiquísimo rancho “Espinoza”, llamado San Juan de Dios, ambos nacidos en el siglo diecinueve.

Hijo de Guadalupe Loya Espinoza, José vio la inesperada y triste partida de su padre, ya que al igual que su tío, el hermano Mayor Jesús Loya Espinoza, Guadalupe fue un incansable hombre de lucha y de trabajo; tanto lo fue, que unos rufianes, que eran mejor conocidos como “Los Indeseables”, en un asalto lo asesinaron en El Rosario, para robarle el producto de su esfuerzo diario, y disfrutar de la buena administración y el tesón de un hombre de bien, sin importar ver su sangre derramada.

Y por la parte de María, ella fue hija de Policarpo Espinoza Marrón, y de Balbina Peralta Vélis, quienes vivían entonces en el rancho de San Juan de Dios, en la sierra de El Rosario, en los días en que el juez en ese sitio era el abuelo de María, José del Carmen Espinoza Salgado; Policarpo era su hijo, y auxiliar en el juzgado, mismo que se encontraba instalado en la propia “Casa Espinoza” de aquel rancho.

Y cuando en el pueblo todos nos conocíamos, y escuchábamos a los mayores recordar a los parientes que salieron del terruño en busca de otros aires, de otros horizontes, entre ellos a José y María; luego los que no los conocimos nos preguntábamos:

¿Por qué se habrán ido del pueblo, si aquí ellos todo tenían?

Y con el paso de los años, llegamos los nuevos, perdimos de vista en los polvos del olvido, o del desconocimiento a aquellos familiares que se fueron; sin embargo ellos, los que se fueron, jamás olvidaron, ellos añoraron el regreso, el regreso que nunca llegó al hogar perdido.

Tanto fue el deseo de volver de algunos, que ese sentir lo transmitieron a sus hijos, nietos, y a veces mas allá; tal y como habrá sucedido con los descendientes de José Loya Murillo, y su esposa María Espinoza Peralta, hermana de mi bisabuelo Santiago.

Y así fue, cuando se salieron del pueblo, se fueron con rumbo a Mexicali, en donde nacieron muchos de sus hijos, nietos, y bisnietos.

En los años de la niñez y juventud de José, cuando se acostumbraba arrear ganado desde El Rosario, hasta Mexicali, para venderlo a los chinos de Pascualitos, donde lo engordaban para exportarlo a Estados Unidos.

Sobre el camino de arreo del ganado se encontraba una zona con aguas termales, en las que muchos años después, José y su familia fundarían el balneario “Cañón de Guadalupe”, que se localiza al pie de las montañas de la Rumorosa, en la zona geográfica de la laguna salada, del municipio de Mexicali.

Sin embargo antes, mucho antes de establecer ese paraíso turístico, se afanaron de manera ruda en el campo mexicalense, donde trabajaban de sol a sol, tanto José como María, sus ocho hijos, sus dos hijas, y después también algunos de sus nietos.

Acostumbrados y criados en el rigor campirano, no era el desierto de Mexicali, el que los abría de derrotar, y así se hicieron vivir, sacando sus familias adelante de manera próspera.

Mientras tanto en El Rosario, muchísimos años después de su partida, recuerdo que los mayores siempre los tenían presentes, pero sin verlos, fueron tantas las veces que de ellos escuché hablar, que cuando pude fui al pueblo de La Mariana, ya para la década de mil novecientos ochenta, fui en su búsqueda, con la mala suerte, que cuando llegué hacía un mes que había fallecido mi tía bisabuela María.

Aun así, llegué a casa de Claudio “Mi Cayo” Lara Gastelúm, hermano de Rubén, quien me dio amplias referencias de la tía María, a quien nunca conocí.

A raíz de estos sencillos trabajos que ocupan mi interés, mi pasatiempos preferido, Abel Loya Gaona, nieto de José y María, me contactó en Tijuana, lo cual fue de enorme satisfacción ya que por primera vez, y de primera mano he tenido la oportunidad de saber, escribir, y rescatar para estas memorias, en parte, algunas reseñas de la vida de nuestros familiares, que ya habíamos perdido en el tiempo, y en las prisas que la vorágine actual nos lleva, y que lo permitimos como si fuéramos a estar para siempre en este valle de las ilusiones.

Y como la sangre llama, sin lugar a dudas, el día miércoles 24 de noviembre del 2010, en que nos conocimos Abel, su hijo Osvaldo, y yo, charlamos ampliamente con frases idénticas a las que usamos en El Rosario, y eso que jamás nos habíamos visto; fuimos acompañados por Rigoberto Martín del Campo Marrón, descendiente de Perfecta Escolástica Espinoza Castro, es decir, también nuestro pariente, a quien recién conocí en Tijuana, al igual que ahora nos conocimos Abel, su hijo Osvaldo, y yo, y que también ellos no conocían a Rigoberto, ni Rigoberto a ellos, siendo que los cuatro descendemos de la misma raíz Espinoza.

Y no sólo la sangre llama, como venimos de las mismas costumbres y tradiciones, aun sin conocernos hablamos de las mismas cosas, de las mismas personas, nuestros antepasados, todos llenando vacíos existenciales que se formaron por la distancia, por el largo tiempo transcurrido, y que ahora trataremos de “llenar” aunque sea en trozos.

Y es que la mayor parte de nuestras familias tienen un origen común: La llegada de un hombre solo desde remotas tierras, se encuentra una compañera, funda una familia, y cuando el tiempo se les vino encima; la nostalgia y las añoranzas de sus terruños perdidos, su sangre, sus familias, y sus querencias los llevaban a un éxtasis, que queramos o no, a todos de una manera u otra nos involucraron, a pesar del tiempo transcurrido.

Así tenemos que, en 1755, llega a Baja California el español Juan Nepomuceno Espinoza, proveniente de Manila Filipinas, aquí en la península se encuentra con Loreto Castro, forma su familia, sin jamás regresar a España, transmitiendo a sus vástagos el éxtasis del que antes hablé. Juan Nepomuceno siempre volteaba a ver hacia el Este, lugar donde a enorme distancia se encontraba el suelo que jamás volvió a pisar.

En 1869, a lomo de caballo llega a El Rosario, proveniente de Chihuahua Ángel Loya Moreno, se hace de su compañera María de Jesús Espinoza Marrón, bisnieta de Juan Nepomuceno y de Loreto Espinoza. Ángel Loya Moreno, jamás regresa a su tierra, no vuelve a saber mas de nadie de los de su casa, y para cuando la edad lo arrincona transmite a sus descendientes el mismo éxtasis del bien nunca mas recuperado.

¡Detrás de esas montañas existe un mar, después otras tierras y luego Chihuahua!: Decía Ángel Loya a sus hijos, en ocasiones enrojecían sus ojos, y se iba con paso largo, recordaba “Nico Loya”: Su hijo.

Para 1872, igual a lomo de bestia, desde el extremo sur de la península llega a El Rosario, Domingo Duarte Cossio, se casa con Gertrudis Espinoza Marrón, hermana de María de Jesús; y de igual manera Domingo jamás regresa al lugar de su niñez, al seno materno; transmite los mismos a sus descendientes los sentimientos de ser hijo prodigo.

La mirada de Domingo Duarte Cossio se perdía en el horizonte, el horizonte del sur, lo que muy claro recordaba doña Faustina Valladolid Ortiz, su hija menor, nacida en 1901, a quien en repetidas ocasiones entrevisté.

Por ahí de 1880, llega desde Villa de la Concepción, Chihuahua, Manuel Valladolid Apodaca, quien se queda para siempre en El Rosario, donde vio nacer a sus primeros descendientes a partir de 1882, siendo su compañera la rosareña Encarnación Ortiz Aguilar.

Muchas otras familias antes y después de las citadas tienen su origen similar, por ahora nos ocupamos tanto los Espinoza, los Loya, y los Duarte, que al final de cuentas somos los mismos, estamos curtidos con las mismas añoranzas, y no solo en estas nuestras familias, el horizonte es bastante amplio, casi en cualquier familia existen carencias del calor aquel, el calor que se recibe en el lugar donde se nace, o se pasa la niñez, aquel calor que en realidad sabe, el que en realidad da paz interior: por algo existe el dicho:

¡Al desterrado, no le hables de su casa, a menos que lo quieras ver llorar!

Para el que sale de su casa tiene mil razones para haberlo hecho, incluso muy a su pesar, y no porque haya salido expulsado, que en ese caso la difícil situación crece de manera extraordinaria.

Y si a todo esto le agregamos, que los homenajeados José Loya Murillo y María Espinoza Peralta, se ven de repente en el camino sin regreso, cuando la distancia los separó de sus aires nativos, que aunque fue en la misma península, la situación de no regreso fue la misma que para sus antepasados.

Afirma Jesús Abel Loya Gaona: nieto de ellos, que sus abuelos, y ellos mismos miraban, y miraban las montañas en dirección a donde se encuentra El Rosario:

¿Qué significaba para los abuelos eso?;

¿Qué les transmitieron a sus hijos, y nietos con el fondo y contenido de esas miradas?

Sin temor a equivocarme puedo entender que les transmitieron el profundo deseo y amor por aquella entrañable tierra a la que pertenecían, y a la que jamás volvieron, eso ni duda cabe.

LA INFORMACION QUE SE ENCUENTRA A CONTINUACION, PROVIENE DE JESUS ABEL LOYA GAONA, NIETO DE JOSÉ LOYA MURILLO Y MARIA ESPINOZA PERALTA; TOMADA DE SUS PROPIAS PALABRAS, Y ESCRITAS POR EL MISMO.

“A TODOS LOS HIJOS DE MIS ABUELOS LOS CONOCI EN EL RANCHO “LA MARIANA”, CADA UNO TENIA 50 ACRES Y SEMBRABAN ALGHODÓN, TRIGO, Y MAIZ.

MI TIO EVERARDO SEMBRABA LA PARCELA A MI ABUELITA MARIA, ELLA SEMBRABA MELON, SANDIA, PEPINO, TOMATE, Y MAIZ, PARA SUS NIETOS.

RECUERDO COMO MIS TIAS JULIA Y GUADALUPE LE AYUDABAN A MI NANA EN LA COCINA, Y MIS TIOS CORTABAN LA LEÑA, RECOGIAN LOS HUEVOS DEL GALLINERO, RECUERDO A LOS GUAJOLOTES, LAS COQUENAS, EL CACARAQUEAR DE LAS GALLINAS, Y EL ALEGRE CANTO DE LOS GALLOS.

JUNTO CON MIS PRIMOS JUGABAMOS A LAS ESCONDIDAS, A LA ROÑA, Y A “LA TRAES”, AL CINTO ESCONDIDO; NOS IBAMOS A BAÑAR A LOS CANALES DE RIEGO.

RECUERDO A MI NANITA MARIA EN SU MAQUINA DE COCER HACIENDO LA ROPA PARA LAS MUCHACHAS Y REMENDANDO LAS CAMISAS Y LOS PANTALONES

MI ABUELITA MARIA ESPINOZA PERALTA TENIA UN VERDADERO HOGAR, DONDE NO SOLO EL CALOR DE LA CHIMENEA, Y LA ESTUFA DE LEÑA CALENTABAN LA CASA, TAMBIEN MANTENIAN UNA UNIDAD EN LA FAMILIA. LA VENTAJA DE LA ESTUFA DE LEÑA ERA QUE TODOS COMIAMOS A LA MISMA HORA, CENABAMOS A LA MISMA HORA, QUE ERA LA QUE MAS ME GUSTABA, YA QUE DESPUES SEGUIAN LOS CUENTOS Y LAS HISTORIAS DE LOS ABUELITOS, Y EN SEGUIDA TODOS LOS PRIMOS NOS SUBIAMOS AL TECHO DE LA CASA A DORMIR EN EL VERANO PARA VER LAS ESTRELLAS.

RECUERDO LA COCINA Y LA ESTUFA DE LEÑA, LA MESA DONDE TODOS COMIAMOS ERA LARGA EN CUYO CENTRO PONIAN LOS SARTENES LLENOS DE FRIJOLES, ARROZ, POLLO EN MOLE, LOS GUAJOLOTES, Y LA SALSA DE MOLCAJETE, LAS TOTILLAS HECHAS MANO, Y TODOS COOPERABAN UNOS COCIENDO EL MAIZ, OTROS MOLIENDO LA MAZA; CADA UNO SABIA SU RESPONSABILIDAD.

COMO OLVIDAR LOS CUENTOS DE ESPANTOS Y LOS DUENDES QUE VENIAN EN LA NOCHE, Y QUE TUMBABAN LOS TRASTES DEL ARMARIO, Y RECUERDO COMO MI NANITA NOS DEFENDIA CUANDO MIS TIOS NOS REGAÑABAN PORQUE CORTABAMOS LOS TOMATES VERDES, Y LOS MELONES.

COMO ME ALEGRABA CUANDO MI PAPA NOS DECIA PREPARENSE PORQUE NOS VAMOS AL RANCHO, ESO FUE DESPUES CUANDO MIS PADRES SE FUERON DEL VALLE DE MEXICALI A VIVIR A LA CIUDAD, EN LA COLONIA SANTA CLARA, POR LA AV. INTERNACIONAL 2383, AHÍ ESTA TODAVIA LA CASA.

HASTA HACE POCO ALLI VIVIO MI PRIMA BALBINA, HIJA DE MI TIO EVERARDO, ADOPTADA POR MI NANITA DESDE QUE NACIÓ, ELLA LE PUSO POR NOMBRE BALBINA EN MEMORIA DE MI BISABUELA BALBINA PERALTA VELIS, MAMITA DE MI NANITA MARIA. EL DIA DE HOY NUESTRA CASA ESTA SOLA Y LA CUIDA MI HERMANO ADOLFO LOYA GAONA.

CUANDO MI NANA MARIA NOS HABLABA DE SUS PAPAS Y SUS HERMANOS QUE VIVIAN EN EL ROSARIO, NOSOTROS MIRABAMOS PARA LAS MONTAÑAS QUE SE MIRAN DEL RANCHO Y NOS IMAGINABAMOS Y PENSABAMOS:

¿DONDE SERA, O ESTARA EL ROSARIO?: SIN DUDA CREO EN LOS GENES QUE HEREDAMOS DE NUESTROS ABUELOS Y TATARABUELOS.

SIEMPRE TUVE EL INTERES DE CONOCER LA TIERRA DE MIS ABUELITOS Y TODA MI QUERIDA FAMILIA, RECUERDO CUANDO MI TATA JOSE LOYA MURILLO ME PLATICABA QUE SU PAPA GUADALUPE LOYA ESPINOZA, CADA AÑO JUNTABA MUCHAS CABEZAS DE GANADO Y LAS ARREABA DESDE EL ROSARIO HASTA CALEXICO PARA VENDERLAS, QUE EL VIAJE DURABA DOS MESES; QUE DESDE EL ROSARIO A ENSENADA HACIAN 30 DIAS Y DE ENSENADA A CALEXICO OTROS 30 DIAS, QUE LES PAGABA UN PESO POR DIA A LOS VAQUEROS; QUE EL PRIMER PAGO SE LOS DABA EN ENSENADA, Y QUE ALLI LOS VAQUEROS COMPRABAN PANTALONES, BOTAS, Y TODAVIA LES SOBRABA; LLEGANDO A CALEXICO LES PAGABA LOS OTROS 30 PESOS.

LA PRIMERA VEZ QUE ACOMPAÑO MI TATA JOSE A SU PAPA, GUADALUPE, FUE CUANDO TENIA NUEVE AÑOS DE EDAD; ESO FUE POR 1907, YA QUE MI ABUELITO NACIO EN 1898, EN EL ROSARIO.

FUE EN ESAS GIRAS QUE MI ABUELITO JOSE LOYA MURILLO, SIENDO UN NIÑO CONOCIO “EL CAÑON DE GUADALUPE”, QUE NUNCA OLVIDO EL LUGAR.

ME PLATICABA QUE CUANDO SE CASO SE VINO DE EL ROSARIO CON MI ABUELITA MARIA ESPINOZA PERALTA Y QUE ELLA VENIA EMBARZADA CON MI TIO JESUS EN SU PANCITA Y QUE ESTUVIERON UNA SEMANA DESCANZANDO EN EL CAÑON DE GUADALUPE PORQUE ALLI HABIA SOMBRA, AGUA, Y DATILES.

FUE HASTA QUE CRECIERON TODOS SUS HIJOS YA PARA EL AÑO DE 1948, UN DIA PREPARARON LOS CABALLOS, MONTURAS, ENSERES, Y TODO LO NECESARIO, CRUZARON DESDE SU RANCHO EN “LA MARIANA” EL DESIERTO DE LA LAGUNA SALADA, QUE SE ENCUENTRA AL PIE DE LAS MONTAÑAS DE LA RUMOROSA, ESE VIAJE DE TODOS FUE PARA BUSCAR AQUEL OASIS DEL QUE TANTO LES HABLABA MI TATA, Y DESPUES DE VARIOS DIAS DE CABALGAR, CASI SIN AGUA PARA TOMAR, AL FIN LO ENCONTRARON, Y YA DE ALLI EMPIEZA OTRA HISTORIA.

MI ABUELITO HIZO EL DENUNCIO DEL LUGAR Y APARTIR DE ENTONCES COMENZO A GASTAR MUCHO DINERO, PARA VER LEGALIZADA AQUELLA SU NUEVA PROPIEDAD; AL PUNTO DE TENER QUE VENDER SUS TIERRAS EN “LA MARIANA”, PARA HACERSE DE FONDOS PARA CUBRIR TANTOS GASTOS.

MI TIO JOSE TAMBIEN LAS VENDIO, VENDIERON ADEMAS SUS PERMISOS DE RIEGO, LOS TRAMITES LES LLEVO MUCHOS Y DESGASTANTES AÑOS.

ALGUNOS DE MIS TIOS CUANDO MI TATA ESTABA EN EL RANCHO LA MARIANA, SE VENIAN A CUIDAR Y CRIAR CHIVAS.

ME TOCO TRABAJAR MUY DURO CON MI TATA Y CON MI TIO JOSE PARA ABRIR CAMINO HACIA “EL CAÑON DE GUADALUPE”, QUITAR PIEDRAS A PULMON, MUCHAS VECES ME QUEDE POR MESES CON MI PRIMO ERNESTO A TRABAJAR Y CUIDAR EL LUGAR.

“EL CAÑON DE GUADALUPE” FUE DESCUBIERTO POR MI TATITA GUADALUPE, Y DESPUES POR MI TATA JOSÉ SU HIJO. ESE ERA UN LUGAR DE DESCANSO FAMILIAR, AL MISMO TIEMPO DE TRABAJO, UNA JOYA NATURAL QUE MEJORAMOS EN MUCHO GRACIAS AL DURO TRABAJO DE TANTOS AÑOS; ESPERO QUE MI PRIMO ERNESTO LA CUIDE, LA CONSERVE Y QUE SIGA EXISTIENDO POR LARGO TIEMPO.

-ERNESTO Y YO SOMOS DE LA MISMA EDAD NACIMOS EN EL MES DE JULIO DEL AÑO 1949-

CONOCI A MIS TIOS ABUELOS RUPERTO LOYA MURILLO, CRUCITO LOYA MURILLO, REFUGIO ACEVEDO MURILLO EL MENOR, Y MEDIO HERMANO DE MI TATA JOSE LOYA MURILLO, PORQUE MI ABUELITA LEONOR MURILLO SE VOLVIO A CASAR DESPUES DE LA MUERTE DE MI BISABUELO GUADALUPE LOYA ESPINOZA, QUIEN FUE ASALTADO Y MUERTO EN UNA EMBOSCADA EN EL ROSARIO PARA ROBARLO, ASI ME DECIA MI ABUELITO JOSE LOYA MURILO.

EN EL AÑO 1985 FUI CON MIS HIJOS FELIX ABEL, ESTEBAN Y OSVALDO A EL ROSARIO PARA CONOCER A MIS PARIENTES, Y RECUERDO AHI ME HOSPEDE CON MI TIA BALBINA HERMANA DE MI TIO ALEJANDRO “EL “NEGRO” ESPINOZA PERALTA, Y HERACLIO, QUE ERAN PRIMOS HERMANOS DE MI PAPA EDUARDO LOYA ESPINOZA, TAMBIEN A MI TIO HERMINIO ESPINOZA ROMERO, CON QUIEN DESAYUNE UN DIA EN COMPAÑIA DE MIS HIJOS, TAMBIEN CONOCI Y CENAMOS CON MI PRIMO SERGIO “SANI” ESPINOZA GROSSO, HIJO DE MI TIO HERACLIO.

TAMBIEN SALUDE A MI TIO MANUEL “TEHUA” ESPINOZA PERALTA, Y A SU ESPOSA, MI TIA AUDA VALLADOLID LOYA, Y A UNA DE SUS HIJAS NO RECUERDO SI ERA ZOLIA, O MINERVA.

ESTUVE EN UNA FIESTA DE CUMPLEAÑOS EN MEDIO DE UNA HUERTA RECUERDO UNA MESA GRANDE, UNA PIERNA DE RES COLGADA DE UN ARBOL, Y UN ASADOR A UN LADO.

ANTES DE VENIRME RECUERDO LOS PESCADOS FRITOS EN LA DISCA PREPARADOS POR MI TIO MANUEL “TEHUA” ESPINOZA PERALTA.

RECUERDO A MI TIO ARNULFO “CHUTY” ESPINOZA LOYA, PRIMO HERMANO DE MI PAPA, POR LAS DOS PUNTAS; ERA UN HOMBRE BLANCO DELGADO, YA MUY GRANDE CASI DE 80 AÑOS, ME DIJO:

¡NECESITAS QUEDARTE DOS MESES PARA QUE CONOZCAS A TODA LA PARIENTADA!

TAMBIEN ME COMENTO:

“YO FUI A “LA MARIANA” CUANDO ERA MUY JOVEN Y MI TIA MARIA TENIA MUCHOS MUCHACHOS. PORQUE AQUÍ EN EL ROSARIO ESCUCHABAMOS QUE MI TIA MARIA TENIA MUCHOS MUCHACHOS’.

ESTA HISTORIA SE LAS PLATICO AHORA A MIS HIJOS, Y ELLOS ME PIDEN QUE SE LAS CUENTE A MIS NIETOS, Y ESO HAGO NO VAN A CREER, ELLOS SE SIENTAN Y LAS ESCUCHAN CON MUCHA ATENCION.

TODOS MIS HIJOS Y MIS HIJAS SIENTEN UN CARIÑO AFECTUOSO POR SUS FAMILIARES Y NO DUDEN QUE CUANDO SE VEAN SE DEN UN ABRAZO AFECTUOSO.

YA MI HIJA DULCE MARIA, Y NANCY “TAVITA LOYA” ME DICEN: PADRE HAY QUE PROGRAMAR UNA IDA PARA EL ROSARIO, Y CONOCER A TODOS NUESTROS TIOS Y PRIMOS’; Y LES CONTESTO:

¡MUY PRONTO HIJOS, MUY PRONTO!

SOLO CONSERVO UNA FOTO DE MI NANITA QUE LE TOME EN EL AÑO DE 1978 CON FELIX Y ESTEBAN, MIS DOS HIJOS MAYORES.

MI TATA JOSE ERA BLANCO CON OJOS DE COLOR VERDE, Y MI NANA MARIA, ERA MORENITA, MI PADRE FUE EL QUE MAS SE PARECIA A MI NANA, NADIE DE MIS TIOS TUVO LOS OJOS DE COLOR VERDE.

NO ME TOCO CONVIVIR CON LOS HIJOS DE MI TIO ARTURO, NI CON LOS DE MI TIA JULIA, Y MI TIA LUPE, NI CON LOS DE MI TIO JUAN, Y MI TIO CARLOS, Y MI TIO ANGEL, PORQUE ELLOS ERAN MUY NIÑOS EN ESE TIEMPO, O TODAVIA NO NACIAN.

MI NIÑEZ FUE EN LA EPOCA DE LOS CINCUENTAS. MI HERMANO ADOLFO SE QUEDO EN MEXICALI, EL PUDO CONVIVIR MAS CON MI TIA LUPE, MI TIA JULIA Y CON LOS HIJOS DE ELLAS.

MI TATA JOSE SIEMPRE FUE MUY MANDON Y NOS HABLABA CON MUCHA AUTORIDAD, RECUERDO QUE ME DECIA DE NIÑO ‘

¡OIGA SEÑOR USTED VALLA Y ENCIERRE LAS GALLINAS EN EL GALLINERO!

MI ABUELITA PASO SUS ULTIMOS DIAS EN LA CASA DE MIS PADRES ALLI LA ATENDIO MI MADRE Y MI PADRE, HOY DESCANSAN LOS DOS EN LA MISMA TUMBA, MI ABUELITA, Y SU HIJO EDUARDO, QUIEN ES MI PADRE, EN EL PANTEON QUE ESTA SALIENDO DE MEXICALI A SAN FELIPE. ALLI MISMO ESTA MI TATA JOSE LOYA MURILLO QUE EN PAZ DESCANSEN”. ESCRITO DE : JESUS ABEL LOYA GAONA.

Puedo dejar constancia de manera honesta que a Jesús Abel recién lo conocí el pasado miércoles 24 de noviembre en Tijuana, y que jamás había escuchado que él existiera como persona, ni él había escuchado que como tal yo existía; y que lo que escribí antes que él me enviara sus memorias, no tienen en lo mas mínimo influencia para el parecer y entender que tengo de las personas que añoran su tierra. Por eso, párrafos atrás escribí: sin temor a equivocarme…”

Al igual que Jesús Abel, también creo en los genes que de nuestros antepasados todos los humanos heredamos, sean estos buenos o no.

Solo espero que con nuestras diarias acciones, al menos nos otorguen un “Está bien”, y que logremos al menos dejar una pequeña huella en este mundo a veces tan complicado, a veces tan agradable, y en otras en las que no se sabe ni para dónde voltear, sabiendo que esto es solo la vida, y nada mas, habremos de vivirla con la mejor de las calidades posibles, buscando honrar la memoria de nuestros seres queridos que algún día nos recibirán allá donde se encuentren, y entonces nos presentaran con los viejitos que nunca vimos, pero que sabemos que existieron, y gracias a eso, ahora nosotros caminamos estos caminos antes por ellos andado, que heredaremos a los que ya llegaron y a los que están por llegar…

AUTOR DEL ARTÍCULO:

INGENIERO ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA

A PRIMERO DE DICIEMBRE DEL 2010

NOTAS RELEVANTES:

Aunque durante las narraciones a nuestra homenajeada se le llama solo con el nombre de “MARIA”, en realidad su nombre completo fue: “MARIA JOSEFA”, en memoria a una de sus hermanitas que nació y murió poco antes que ella, así que en lo sucesivo la llamaré por su nombre completo.

Los hijos de José Loya Murillo (1898-1997) y María Josefa Espinoza Peralta(1896-1980) fueron: Jesús (h), ya fallecido; Virginia (ya fallecida, fue madre de Adela, Antonio, y Angel Beltrán Loya); Eduardo (padre de Jesús Abel), José (vive en El Centro, California, EUA, cuenta con 88 años de edad); Everardo (vive en Tijuana); Arturo (vive en El Centinela, y Cañón de Guadalupe, en Mexicali, cuenta con 80 años de edad); Juan (vive en el Ejido Emiliano Zapata, de la Colonia Vicente Guerrero, Zona de San Quintin, Municipio de Ensenada, Baja California); Julia (ya fallecida, dejo varios hijos), Carlos (tiene varios hijos e hijas), Guadalupe (Mujer, vive en Mexicali, tiene un hijo y dos hijas), y Ángel (vive en Mexicali, tiene un hjio). – todos ellos primos hermanos de mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta.

Por la parte de José Loya Murillo, tenemos que:

Los padres de José fueron: Guadalupe Loya Espinoza, y Leonor Murillo.

Algunos hermanos de José: Ruperto, Cruz (h), Loya Murillo, y Refugio Acevedo Murillo.

Los abuelos paternos de José fueron: Ángel Loya Moreno, y María de Jesús Espinoza Marrón; por parte de los Murillo se desconocen de momento.

Los bisabuelos de José fueron: Juan Loya, y Laura Moreno, de Parral, Chihuahua; y José del Carmen Espinoza Salgado (1838-1913), y María de la Cruz Marrón Murillo (Loreto 1839-E Rosario, San Juan de Dios, hacia 1920). Son los datos que se encuentran en mis investigaciones.

Los tatarabuelos de José fueron: Solo se tienen datos de la parte Espinoza: Carlos Espinoza Salgado, y María Dolores Salgado Camacho.

Padres de los tatarabuelos de José: Juan Nepomuceno Espinoza, y Loreto Castro; de la ex misión de El Rosario: y Estanislao Salgado y María Camacho, radicados en la ex misión de San Vicente Ferrer, Baja California.

Y por la parte de María Josefa Espinoza Peralta tenemos que:

Padres de María Josefa: Policarpo Espinoza Marrón (San Juan de Dios, El Rosario 1857, El Rosario 1928), y Balbina Peralta Vélis, (Comondú, Distrito sur de Baja California 1856, San Juan de Dios, El Rosario, 14 de octubre de 1908).

Los hermanos de María Josefa fueron: Juventino (San Juan de Dios, El Rosario 1877, San Vicente Ferrer ¿?); Santiago, mi bisabuelo (San Juan de Dios El Rosario Mayo de 1878, San Diego California mayo 1962), Cecilio (San Juan de Dios 1880, El Rosario ¿?); Policarpo (San Juan de Dios, El Rosario, 1883, El Rosario ¿?); Adalberto (San Juan de Dios El Rosario 30 junio 1890, El Rosario 1980), José del Carmen (San Juan de Dios 1893, Ensenada 198?); María Guadalupe (San Juan de Dios, El Rosario, hacia 1885, La Grulla ¿?), Carlos (San Juan de Dios 1899, El Rosario marzo 1974), Alejandro (San Juan de Dios 1895, Ensenada 1945), Julio (San Juan de Dios, El Rosario ¿?, Mexicali ¿? Edad de 21 años); y María Josefa quien nació y murió el 18 de enero de 1894, en San Juan de Dios, El Rosario, por cuya pérdida, a la siguiente hija que les nació le repitieron el mismo nombre: María Josefa: Nuestra Homenajeada.

Abuelos paternos de María Josefa: José del Carmen Espinoza Salgado (El Rosario: 1838-1913), y María de la Cruz Marrón Murillo (Loreto, Distrito BCS 1839, El Rosario hacia 1920).

Abuelos maternos de María Josefa: Inocencio Peralta Aguiar (Comondú, Distrito BCS hacia 1838, El Rosario hacia 1900), Francisca Vélis Osuna (Comondú, Distrito BCS hacia 1840, El Rosario, hacia 1923).

Bisabuelos paternos de María Josefa: Carlos Espinoza Castro (Misión de Loreto 1778, misión San Fernando Velicatá, El Rosario 12 de mayo de 1883), y María Dolores Salgado Camacho (misión San Vicente Ferrer 1809, El Rosario 6 de octubre de 1892).

Tatarabuelos paternos de María Josefa: Juan Nepomuceno Espinoza (España hacia 1730, San Juan de Dios, El Rosario, 1799; Loreto Castro: (Misión de Loreto hacia 1758, El Rosario 1838).

Tatarabuelos Maternos de María Josefa: Estanislao Salgado, y María Camacho.

José Loya Murillo, nació en El Rosario, en 1898, y falleció en 1997, a la edad de 99 años en Mexicali, donde fue sepultado.

María Josefa Espinoza peralta, nació en El Rosario 1896, y falleció en 1980, a la edad de 86 años, en Mexicali, donde fue sepultada.

Con respecto a Jesús Abel Loya Gaona:

Nació en Mexicali, Baja California, México, el día 23 de julio de 1949

Sus padres fueron: Eduardo Loya Espinoza (04 de septiembre de 1917-21 de enero del 2002), y Sra. María Gaona Vázquez (20 de diciembre de 1920-09 de diciembre de 2005).

Sus hermanos: Bertha, Adolfo, Eduardo, Magdalena, David, Hector, y Sara Yolanda.

Su esposa: Señora María Jesús Sánchez.

Sus hijos: Félix Abel: Ingeniero Industrial, radicado en Los Angeles, California, EUA

Enoc Emmanuel: Arquitecto por la Universidad de San Diego, California, EUA

Osvaldo: Abogado, radicado en Tijuana, Baja California, México.

Dulce Maria: Psicologa.

Nancy Tabita: Maestría en Educacion Bilingue; Radicada en Chicago, Ill., EUA

Jesús Esteban: Negociante

Abraham: Certificado en Mantenimiento Industrial; radica en Sheboygan, Wisconsin, EUA.

Sus nietos: Isaac, Miríam, Kendra, Amabel, Osvaldo, Jacob, Roberto, Ana Victoria, Angela, Lizbeth, América, Abel Matsuo, y Abraham.

Cabe destacar que los nietos de Jesús Abel Loya Gaona, son nietos del tataranieto Jesús Abel, de Angel Loya Moreno, y María de Jesús Espinoza Marrón; los fundadores de este apellido en la región norte peninsular de Baja California; Es decir: Angel y Maria de Jes`s fueron la primer Generación, y los nietos de Jesús Abel, son la séptima; y por la linea “Espinoza”, son la décima; de la siguiente manera:

“LOYA”: (Siete generaciones).

1.- Angel Loya Moreno y María de Jesús Espinoza Marrón.

2-- Guadalupe Loya Espinoza y Leonor Murillo

3.- José Loya Murillo y María Josefa Espinoza Peralta

4.- Eduardo Loya Espinoza y Maria Gaona Vázquez

5.- Jesús Abel Loya Gaona y María Jesús Sánchez

6.- Osvaldo Loya Sánchez

7.- Osvaldo Loya

Y por los “ESPINOZA”: (diez generaciones), de la siguiente manera:

1.- Juan Nepomuceno Espinoza y Loreto Castro: “Mamá Espinoza”

2.- Carlos Espinoza Castro y María Dolores Salgado Camacho

3.- José del Carmen Espinoza Salgado y María de la Cruz Marrón Murillo

4.- Maria de Jesús Espinoza Marrón y Angel Loya Moreno

5.- Guadalupe Loya Espinoza y Leonor Murillo

6.- José Loya Murillo y María Josefa Espinoza Peralta

7.- Eduardo Loya Espinoza y Maria Gaona Vázquez

8.- Jesús Abel Loya Gaona y María Jesús Sánchez

9.- Osvaldo Loya Sánchez

10.- Osvaldo Loya

El rancho “Cañón de Guadalupe”, debe su nombre a la memoria del padre de José Loya Murillo: Guadalupe Loya Espinoza, en la actualidad se encuentra en funciones, se puede llegar por la entrada que se encuentra en la Laguna Salada, debajo de la sierra la Rumorosa, sobre la carretera de Tijuana a Mexicali, recorriendo un tramo de unos kilómetros de terracería, la que se encuentra en buen estado.

TAN PRONTO SE OBTENGA MAYOR INFORMACION DE LA FAMILIA LOYA ESPINOZA, DESCENDIENTES DE JOSE Y MARIA JOSEFA, SERA AGREGADA A ESTE ARTICULO.

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