viernes, 30 de marzo de 2012

CHINOS EN EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO.

Personas muy calladas, y laboriosas…

¡Nuestras tradiciones son cultura y conocimiento, cuidemos y valoremos nuestro legado!

Somos Bajacalifornianos, no ‘BAJEÑOS’

La presente investigación no obedece lineamientos gubernamentales, ni políticos de ninguna índole.

Por Ing. Alejandro Espinoza Arroyo

01 de Marzo de 2012.

Llegaron los primeros chinos a El Rosario, Baja California, a fines del siglo diecinueve y a principios del veinte, provenían desde Alta California, San Francisco, principalmente; a donde habían llegado desde la lejana China Imperial, y cuando no lograron encontrar acomodo en aquellos bulliciosos suburbios Californianos, decidieron viajar con rumbo a San Diego, ubicado en la frontera de Estados Unidos de Norteamérica con México, de donde algunos pasaron a vivir definitivamente a El Rosario, Baja California.

Luis Hy Kock, fue de todos, el primero en arribar a El Rosario, se instaló en casa de mis tatarabuelos Policarpo Espinoza Marrón y Balbina Peralta Véliz, con la familia Espinoza, Hy Kock trabajó de cocinero, y atendía los trabajos generales de la casa, en particular lo concerniente a lavandería y cocina; él llegó para quedarse; muy pronto con sus ahorros, y el apoyo de José Luciano Espinoza Salgado, padre de mi tatarabuelo Policarpo, logró instalar una tienda de abarrotes en general, por lo que dejó su trabajo anterior y pasó a ser comerciante en el pueblo.

El Chino Luis Hy Kock, que era originario de Cantón, Imperio de China; ya con oficio de comerciante, se casó en El Rosario, Baja California a los 27 años de edad con Margarita Peralta Ramírez, de 17 años de edad, la hermana mayor de mi bisabuela Josefa Peralta Ramírez, madre de mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta. Cuando Margarita se estaba casando en 1889, su hermana, mi bisabuela Josefa, contaba apenas con dos años de edad.

Luis Hy Kock, y Margarita Peralta Ramírez registraron a su hijo Rosario Hy Peralta, quien nació en El Rosario, el día 05 de octubre de 1890, registrado el 25 del mismo mes y año, habiendo nacido 22 años antes que su primo, mi abuelo Alejandro, quien nació en El Rosario, el primero de octubre de 1912.

Los abuelos paternos de Rosario Hy Peralta fueron: Kurumé Hy, y A. Kock, quienes para el año de 1890, ambos eran finados en el imperio de China.

Mientras que los abuelos maternos del niño chino mexicano, fueron mis tatarabuelos, José Peralta originario de San José del Cabo, Baja California, Sur, quien en 1890 contaba con cincuenta años de edad, y su esposa Teodosa Ramírez, con treinta, y era originaria de Playas Coloradas, Sinaloa.

Muy a principios del siglo veinte, arribaron los paisanos de Luis Hy Kock, llamados “José Sink”, quien usaba trenza larga, de oficio albañil, Alfonso Cho de oficio comerciante, Chinchan con la misma actividad que el anterior, y Liumindó de oficio cocinero; y varios otros chinitos que sólo eran conocidos como: “Los Chinos”, quienes fueron los ayudantes de los anteriores, y no hablaban español, por lo que su relación con los rosareños fue escasa, principalmente debido a las barreras culturales.

Todos los chinos, que serían unos veinte a lo más, formaban una pequeña comunidad, reuniéndose en ciertas ocasiones para celebrar sus días importantes, y sus tradiciones, principalmente para las fiestas tradicionales de su país de origen. Eran todos ellos sumamente callados, laboriosos, tenaces, pero perseguidos por políticas que se dieron en otras partes del país, donde la comunidad china había obtenido grandes influencias, sobretodo en el campo económico, principalmente en Sonora, y Sinaloa, donde fueron perseguidos, empujándolos fuera de aquella región de México, y por políticas erráticas de algunos gobernantes mexicanos, de hace mas de ciento veinte años, hostigados hasta morir.

Los chinos de Mexicali, que formaron “La chinesca”, y los de Ensenada, donde se rumoraba que tenían unos túneles bajo ciertas calles, siendo aquéllos túneles donde vivían, y aprendían los chinos recién llegados las costumbres de México, y el idioma español. Algunos de los nuevos chinos que no se quedaron en Mexicali, o Ensenada, fueron a parar de sirvientes bajo las ordenes de sus compatriotas en El Rosario, y son los recordados como: “Los Chinos”.

Desde Ensenada el Chino Rafael Chan, surtía de provisiones de todo tipo, principalmente alimentos a la tienda de Don Reyes Quiñonez Castellanos, ubicada en su rancho “El Águila”, cerca del casi ahora extinto pueblo de Guayaquil, aquellos víveres, Quiñonez a su vez los expendía a los trabajadores de la mina de El Mármol, siendo enviados desde Ensenada por barco, que atracaba en la bahía de El Rosario, en un sitio que desde entonces se llama: “Puerto de los Chinos”, a través del cual desembarcaban las mercancías, y las varaban en una barcaza hasta la orilla, y de allí a El Rosario, y El Mármol; primero en carros de mulas, y después en los primeros troques a gasolina; siendo los primeros “Choferes” de carros de mulas, los hermanos Lázaro e Inocencio “Chencho” Peralta Acevedo, y del primer troque a gasolina, mi abuelo Alejandro “Negro” Espinoza Peralta.

Chan, surtía además las tiendas de los chinos Alfonso Cho, y Chinchan, en El Rosario, no así a mi pariente político Luis Hy Kock, ya que él se surtía mayormente de San Diego, antes de que Chan despachara.

De todos los chinos el mas próspero fue Alfonso Cho, cuya laboriosidad atrajo al malviviente indeseable alemán Santiago Bawser, quien en asalto, mató a Cho, y lo escondió debajo de su propia cama, donde lo encontró el entonces Juez, Santiago Espinoza Peralta, mi bisabuelo, persiguiendo al indeseable, dándole alcance en la ruta hacia la frontera norte de México con Estados Unidos, cerca de Tijuana.

En el entonces pueblo de Tijuana, mi bisabuelo entregó a Bawser, donde fue encarcelado, muriendo en esas condiciones años después.

Un chinito ahijado de Alfonso Cho, en El Rosario, llorando con gran tristeza exclamaba:

¡Matalon Palino, Matalon Palino!.

Cho fue sepultado en El Rosario, en el segundo panteón misionero, en el pueblo de abajo.

La casa de Alfonso Cho, se encontraba entre las casas de mi tatarabuelo Policarpo Espinoza Marrón, y la de su padre José del Carmen Espinoza Salgado, es decir, entre las actuales propiedades de la familia Delgadillo Espinoza, y la de los Ceseña Amador; se encontraba en el mismo sitio donde se instaló la primera herrería en El Rosario, en 1850, y que fue propiedad de Carlos Espinoza Castro, y posteriormente de su sobrino Federico Tomas Ortiz Espinoza.

La herrería “Espinoza” de 1850, fue instalada con aperos que Carlos Espinoza Castro recibió de la Colonia Militar, y que al hacer entrega a los militares, de aquellos aperos continúo trabajando con los recursos materiales que él mismo contaba, y con otros que le facilitó su hermano José Luciano Espinoza Castro, que le trajo de la ex misión de Santo Domingo de la Frontera, cuyo sitio era propiedad de José Luciano; y El Rosario, propiedad de Carlos.

La tienda de Chinchan, se localizaba en el mismo sitio donde se encuentra actualmente la iglesia católica en El Rosario de Abajo.

Actualmente no se encuentra ningún descendiente de aquella laboriosa comunidad china en El Rosario, ni tampoco he logrado ubicar descendientes de Luis Hy Kock quien casado con una de las nuestras dejó sangre mestiza en la península; y que en algunos documentos históricos, cuando se refieren a él, solo lo enuncian: El Chino Luis Hy, Casado con mexicana.

Valgan estas pocas letras en recuerdo a aquellos chinos que en mucho apoyaron a mi tierra, y a nuestras familias; letras que escribo con la intención de que no sean olvidados para siempre, y que los actuales y futuros rosareños, se enteren que entre los nuestros descansan algunos laboriosos chinos.

AUTOR DEL ARTÍCULO

ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO

EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA, MEXICO

12 DE MARZO DE 2012.

El presente trabajo es propiedad intelectual de su autor, quien lo tiene protegido bajo patente número 1660383, se permite su uso, siempre y cuando se otorguen los créditos correspondientes, y no sea con fines comerciales, ni de lucro.

NOTAS RELEVANTES:

En mi primer libro “Los Rosareños”; Memorias del nacimiento y vida de un pueblo Bajacaliforniano, 1774-1992”: 1992, publiqué algunas referencias a la comunidad china en El Rosario, Baja California.

En la actualidad no queda ningún vestigio material de la presencia china en El Rosario, ni descendiente alguno, ya que todos, salvo Luis Hy Kock, fueron solteros, y jamás en El Rosario de aquellos ayeres, ni actualmente, que yo sepa, ha vivido ninguna mujer de esa nacionalidad.

Tal vez lo único que nos queda de los chinos en nuestra cocina, es el uso de arroz blanco, cocido a vapor, sin sal; al que llamamos “morisqueta”, aunque no por herencia china, sino que ese nombre nos llega por el fundador de nuestro linaje: Juan Nepomuceno Espinoza, de origen español, y que llamaba a ese platillo en alusión a los moros, como ellos nombraban a los árabes. Es así que el arroz morisqueta, en primer lugar nos llegó por nuestro pionero “Espinoza”, y lo afianzamos en nuestra dieta por los chinos, y que actualmente conservamos.

¡Nuestras tradiciones son cultura y conocimiento, cuidemos y valoremos nuestro legado!

Somos Bajacalifornianos, no ‘BAJEÑOS’

La presente investigación no obedece lineamientos gubernamentales, ni políticos de ninguna índole.


Este es el inventario firmado por Carlos Espinoza, que la colonia Militar enviada desde La Paz, Baja California, Sur, y que se instaló en El Rosario, en 1850, y a su cambio a Santo Tomas, se le dejó a Don Carlos Espinoza Castro, de cuyos aperos se tomaron piezas para la primera herrería en El Rosario, que después Espinoza devolvió a su dueño, el entonces ejército mexicano, que se había enviado para proteger al zona oeste de México ante la posible nueva invasión gringa al país. Otra de aquellas colonias militares, fue la de Tucson, Sonora, y que en 1853 con el tratado de “La Mesilla”, quedó del lado de Estados Unidos, como Tucson, Arizona.

El documento original se encuentra en la biblioteca Bancroft de San Francisco, California; copia de este me lo facilitó en 1992 la Sra. Ana Grosso Peña, y que publiqué en mi primer libro “LOS ROSAREÑOS”: 1992.


Aparece en 1990 Don Lázaro Peralta Acevedo, en edad adulta,

Quien junto con su hermano Inocencio, fueron “Choferes” de los

Carros de mulas desde El Puerto de los Chinos, hasta la mina de

El Mármol, Baja California.

Foto Colección: Ing. Alejandro Espinoza Arroyo.

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