El presente relato es escrito a petición de Rosalía Vidaurrázaga García, en memoria de su hermano CRUZ VIDAURRAZAGA GARCIA, y extensivo a algunos de los pescadores desaparecidos trágicamente y que aun se recuerdan.
Antes de entrar en el relato, comentaré que he escrito una cincuentena de arreglos, los cuales según yo, son poemas, el que a continuación presento es en memoria de los pescadores desaparecidos, que escribí en el verano del 2008.
“DESAPRECIDOS PESCADORES”Desaparecidos los pescadores, que salían de madrugada;
Con la esperanza muy fija, en busca de su sustento,
Que al océano le arrancaban.
Dejando tras de si a sus familias queridas;
Que muchos no volvieron a ver,
Pues sus vidas pasaron al océano a pertenecer.
Ya nunca los volveremos a ver, el océano tan inmenso;
Los hizo desaparecer,
Sin dejar ningún rastro;
La tristeza invade todo mi ser.
Por eso en las islas han nacido,
Esto siempre se nota;
Sus almas que vuelan, como si fueran gaviotas.
Fría corriente marina, ¿Para qué te los llevaste?
¡Tú para que los querías!;
De cualquier manera, ni te conformaste.
Y sus familias desde la orilla te miran;
Con la nostalgia, la tristeza, y la ira,
Sin poder siquiera reclamarte.
Inmenso y bravío océano; ¿Tú para qué los querías?,
¿Que no sabes lo que les quitaste?;
¡Nada menos, que la vida!
Los días 30 y 31 de julio del 2010, pasé por el bello lugar de descanso “El Socorrito”, propiedad de la familia Aguilar Vidaurrázaga. Estando la cocina llena de familia, y yo entre ellos, surgieron infinidad de platicas históricas, también salió a relucir el articulo que recién escribí en honor de Francisco “Pancho” Aguilar Aguilar. En cierta parte de la plática Rosalía Vidaurrázaga García, quien es mi tía, recordó la triste pérdida de su hermano CRUZ VIDAURRAZAGA GARCIA, en seguida me solicitó que escribiera un artículo para él, y que lo hiciera extensivo para todos los pescadores que trágicamente han perdido la vida, y que pudiéramos aun recordar.
Recuerda Rosalía que Cruz se ahogó el día 20 de diciembre de 1961, y que unos días antes de perder la vida, le comentaba que no le gustaba trabajar en el mar, que prefería cualquier otra actividad, antes que la de pescador, aun con esto, había que trabajar, y lo hacia en la langosteada con su hermano mayor Ricardo “Calilo”, quien para entonces ya tenia varios hijos pequeños. Cruz salía diario a “Marea” con la intención que seria la ultima.
Aquel 21 de diciembre, navegaban entre la zona de rompiente y tierra en su pequeña embarcación de madera calafateada, cargada con alta estiba de pesadas trampas de madera, y con la propulsión de un pequeño y armón motor fuera de borda, que a duras penas desplazaba en unos cuantos nudos aquella carga que a bordo se encontraba. Cuando navegaban entre las olas, un compañero apodado “Chicho” Becerra, quien se salía a trabajar en otra embarcación similar, dio vuelta y mientras regresaba a tierra, percatándose del peligro; desesperado les gritaba:
¡Regrésense Calilo, Cruz, está muy malo el mar, regrésense, no sigan, vuelvan, vuelvan!
Pero siguieron, no se regresaron, siguieron en busca del sustento que al mar le arrancaban, y en eso, una alta ola volteó la embarcación, quedando a la deriva ambos hermanos, solo tenían para asirse los remos, solo los remos que entonces se convirtieron en una pequeña separación entre la vida y la muerte. Como los remos no podían el peso de ambos, Cruz le insistía a gritos a Ricardo:
Sálvate tu hermano, sálvate, tú tienes familia, están muy chicos los niños.“Calilo” recibió los remos que su hermano le daba, agarrándolos con gran pesar, por dejar a su hermano menor a la deriva, con la seguridad que no lo lograría. Mientras tanto Cruz le gritaba:
No me mires, vete, solo vete, no me mires, mientras nadaba con mucha dificultad a causa de las botas llenas de agua, haciéndolo en sentido contrario, alejándose de Calilo.
Y así fue, como los remos no podían mantener a flote a los dos, Cruz se los cedió a su hermano, quien con grandísimos esfuerzos avanzó entre el espumarajo de las olas, nadando a contra corriente hacia donde se encontraba la pequeña embarcación de “Chicho” Becerra, quien en una zona que no fuera peligrosa para su embarcación, pacientemente esperó que se acercara “Calilo”. Una vez que lo rescató, lo subió mas muerto que vivo a la embarcación, y lo llevó a la orilla, donde “Calilo” con infinitos esfuerzos propios y de los compañeros logro medio restablecerse. La debilidad y el frío lo estaban matando, al igual que la gran cantidad de agua que había tomado, y que expulsaba por boca y nariz, al tiempo que se encontraba aturdido y norteado por completo.
Mientras tanto, Cruz que había quedado a merced del bravío mar, completamente solo, contando con sus ya muy mermadas fuerzas, en medio de las fuertes corrientes, las altas olas, y el frío intenso. Indefenso ante el eterno mar, termino sus días en esta vida, cuando el peso de las botas llenas de agua, se lo entregaron al fondo marino.
Cruz, se adelantó en el camino sin regreso, a la edad de diecinueve años, aquella mañana del frío mes de diciembre, cuando había salido del varadero de “El Socorro”, sin haber visto cumplido su deseo de no trabajar mas de pescador, de hombre de mar.
Prácticamente entregó la única oportunidad de vida que tenia, al tomar la dura decisión de sacrificarse él, por dar su vida, apoyar a su hermano, y a sus sobrinos, entonces con escasos años de edad, que de no haber sido así, con toda seguridad ambos hubieran perecido.
El valioso auxilio que les brindó “Chicho” Becerra no tiene precio, rescató y salvó la vida de “Calilo”, poniendo en alto riesgo la propia, y en cuanto lo dejó en tierra, se regresó a toda velocidad brincando las olas, ahora para rescatar a Cruz, pero ya no lo encontró.
Francisco “Pancho” Aguilar, cuñado de Cruz, se dio a la tarea de buscarlo durante todo el día, y todos los días, recorriendo la playa corriente abajo, moviendo los sargazos varados, revisaba los pedregales, los arenales. Siempre que salía de madrugada en busca de Cruz, decía en su casa:
Si lo encuentro, les voy a hacer señales de humo, para que sepan que lo he encontrado.
El día 28 de aquel mes de diciembre del ‘61, de repente la familia divisó una columna de humo, allá a lo lejos, Pancho había encontrado a Cruz varado en la orilla, cuando el mar arrojó su cuerpo.
Ni qué decir de la triste navidad del sesenta y uno, y el año nuevo del sesenta y dos. Aquellos fueron tiempos además de tristes, difíciles, había que reconfortarse, y seguir adelante, aun lamentando la pérdida de una vida que recién empezaba.
Cruz fue sepultado en el panteoncito de El Socorro, su hermano “Ricardo “Calilo”, continuó trabajando de pescador por décadas, no había de otra, era además el trabajo en el que se podía sacar para el sostén de la familia. La novia que era de Cruz, llamada “Eva”, pasado un tiempo, siguió su vida, como era de esperarse.
La familia recuerda a Cruz con gran afecto, y se le tiene como un ángel guardián, y que a los primeros que protegió, además de a su hermano, fue a sus pequeños sobrinos, y con toda seguridad que así seguirá siendo, al menos es el concepto que hace muchos años escuché de palabras de nuestros mayores.
Un joven que se convirtió en estrella guía, que en las aguas del océano pacifico, en El Socorro, a veinticinco kilómetros al norte de El Rosario, Baja California, surgió en ángel.
AUTOR DEL ARTÍCULO
ING. ALEJANDRO ESPINOZA ARROYO
EL ROSARIO, BAJA CALIFORNIA
10 DE AGOSTO DEL 2010.
NOTAS RELEVANTES.
Cruz Vidaurrázaga García nació en El Rosario, en 1942, fue hijo de Ricardo Vidaurrázaga Peralta, del mineral del Mármol, y de Aurelia García Marrón, de El Rosario. Siendo un pequeño de siete años de edad, perdió a su madre; por tal razón pasó a vivir a casa de sus abuelos maternos, en El Rosario. De casa de los abuelos huyó un año mas tarde, con rumbo a El Socorro, solicitando “raite” al “troquero sureño” Arturo Ceseña Smith. Ceseña entregó al niño entonces de ocho añitos, a su hermana Rosalía, en El Socorro, bajo cuya protección se quedó a vivir hasta el día de su muerte.
Rosalía Vidaurrázaga García, nació en El Rosario, el día 1 de diciembre de 1932.
OTROS DESAPARECIDOS PESCADORES:“Colombino” Arce: Pereció en el estero de El Rosario, hacia 1930, a la edad de unos 24 años. Era músico, y murió mientras nadaba a causa de un cohete que alguien tiró al otro lado de la laguna, su muerte fue a causa de las hondas de la explosión.
Manuel Valladolid Duarte: se ahogó en los acantilados de “El Gallo”, en El Rosario, en 1941, a la edad de 24 años: Este joven cayó al mar, mientras cortaba choros, sin que jamás apareciera su cuerpo.
Enrique Cossio, buzo escafandra, perdió la vida, en San Carlos, frente a una punta de la mesa del mismo nombre, que desde entonces se conoce el sitio como “Punta Cossio”: año 1950, edad 30 años aproximadamente.
Alberto Villalobos Castillo: Se ahogó en campo “Agua Blanca”, en la Bahía de El Rosario: Enero de 1958, edad 19 años.
Concepción Duarte Valladolid: Desapareció en un barco en la travesía de Isla de Cedros a Ensenada, hacia 1959 (¿?), con edad aproximada de unos 40 años, jamás se supo de nadie de la tripulación, tampoco del barco en el que transportaban langosta.
Vidal Acevedo Valtierra: Se ahogó en la Isla de San Jerónimo, bahía de El Rosario: hacia 1960, edad 30 años aproximadamente.
Everardo López Acevedo: Se ahogó en la isla de San Jerónimo, hacia 1965, a la edad de 16 años
Roberto Marrón Ceseña, Se ahogó en El Arrecife de Sacramento, frente a la isla de san Jerónimo, en la bahía de El Rosario, hacia el año de 1960. Había llegado a El Rosario, por invitación de su amigo y pariente Pablo “Flaco” Corrales Ceseña.
Felipe López García: Fue farero de la isla San Jerónimo, se ahogó junto con Roberto Marrón Ceseña.
Raúl Espinoza Valladolid: Se ahogó en el Estero de El Rosario, en 1967, a la edad de 12 años.
Alma Duarte García: Se ahogó, junto con Raúl, en el Estero de El Rosario, en 1967, a la edad de 12 años.
Santiago Espinoza Peralta (hijo): Se ahogó en el arroyo de El Rosario, el día de su cumpleaños número 54, el día 20 de diciembre de 1967, mientras en compañía de su esposa viajaba a caballo desde San Juan de Dios, a El Rosario, venían a festejar su cumpleaños. Perdió la vida en el preciso sitio donde ahora se encuentra el puente, mientras cruzaba un remanso del arroyo crecido, a causa de las intensan lluvias del ciclón “Catherine”.
Eusebio “N”, quien fuera casado con Evangelina Duarte García: Pereció en “marea”, hacia 1975 (¿?), en la bahía de El Rosario a la edad de 19 años.
Alberto “Colias” Espinoza Romero: Se ahogó en el arroyo de El Rosario, en septiembre de 1975 (¿?), a la edad de 27 años aproximadamente.
Ramón Loya Avelar: Desapareció en los acantilados de El Gallo, en El Rosario, hacia 1979, a la edad de 22 años, mientras cortaba sargazo gigartina “Pelo de cochi”, jamás su cuerpo apareció.
Manuel Meza Ortiz: Se ahogó en la bahía de El Rosario, en 1982, a la edad de unos 30 años aproximadamente.
Gildardo Martínez Duarte: Empezó a perder la vida mientras buceaba en la Lobera, en las cercanías de El Rosario, el día 4 de enero de 1984, como a las ocho de la mañana, dos horas después falleció, a la edad de 38 años.
Mario Álvarez: Se ahogó en San Carlos, mientras a escondidas tomo un equipo, y deseaba aprender a bucear, esto sucedió hacia 1984, cuando contaba con 17 años de edad.
Juan Manuel Duarte Martorell: Desapareció en los acantilados de “El Gallo”, en El Rosario, en 1987, mientras cortaba choros. En su desesperación la familia le lanzo una llanta, para que se asiera de ella, sin embargo la corriente lo arrastro, hasta desaparecer, sin que jamás se recuperara su cuerpo. Contaba con unos 28 años de edad.
Juan Manuel Naranjos: Cuñado del anterior, fallecieron juntos, en igualdad de condiciones, contaba con unos 24 años de edad (¿?).
Héctor Manuel Delgadillo Espinoza: Se ahogó, en el arrecife de Sacramento, frente a la isla de San Jerónimo, en la bahía de El Rosario, mientras andaba en marea, hacia 1991, a la edad de 35 años aproximadamente.
“N” Peralta Duarte: Se ahogó junto con Héctor Manuel Delgadillo Espinoza.
Fernando Reyes Duarte Duarte, se ahogó buceando en la bahía de El Rosario, el día 30 de julio de 1990, a la edad de unos 44 años aproximadamente.
Luis Sergio “Blas” Delgadillo Espinoza: Se ahogó en las islas Coronado, en Tijuana, Baja California, hacia 1993 (¿?), a la edad de unos 40 años aproximadamente.
Arturo Aguilar Vidaurrázaga: sobrino de Cruz Vidaurrázaga García, también ofrendó su vida al mar, al perderla mientras buceaba, hacia 1998(¿?), cuando contaba con unos 32 años de edad.
Arnulfo Barriga Hernández: Desapareció en los arrecifes de Punta Baja, mientras junto con su familia cortaba choros, y una alta ola lo arrastró hacia los canales y a los acantilados, sin que jamás su cuerpo fuera rescatado. Contaba con unos 40 años de edad aproximadamente, hacia el año 2002 (¿?).
Santiago Ruiz Muñoz: Falleció junto con dos compañeros, de unos 30 años de edad (¿?), el día 21 de junio del 2001, mientras se encontraban en marea, en la bahía de el Rosario, pescando jaiba con trampas de alambre galvanizado. Los tres desaparecieron, sin que jamás se supiera más de ellos. Los dos compañeros de Santiago fueron yernos de Esteban “Toncho” Espinoza Romero, nativo de El Rosario.
Santiago, tenía 47 años de edad, era originario de Huajicori, Nayarit, donde había nacido en 1954. El también pescador Aurelio Ruiz Muñoz, hermano mayor de Santiago, hizo desesperados esfuerzos por encontrarlos, fue apoyado por la familia Aguilar Vidaurrázaga de El Socorro. En avioneta de amigos estadounidenses sobrevolaron por días la extensa zona desde El Rosario, hasta las inmediaciones de Baja California Sur. A los catorce días de desaparecidos varó un remo de Santiago en Bahía Malarrimo, con lo que se confirmó que el mar se los había tragado.
Pascual Cajeme Gerardo: Se ahogó en la bahía de El Rosario, hacia el año 2005 (¿?), a la edad de unos 30 años, su cuerpo apareció varios días después en la zona de bahía Malarrimo.
Santiago Espinoza Murillo: Se ahogó en 2009, en el arrecife de Sacramento, a la edad de 49 años, mientras pescaba.
Cuántos pescadores mas ha reclamado el mar,…son miles desde luego, para ellos nuestra consideración, nuestro respeto,…la lista es interminable, es interminable…
Mi inspiración me hizo preguntarle al mar, en la parte final del poema:
Inmenso y bravío océano; ¿Tú para qué los querías?,
¿Que no sabes lo que les quitaste?;
¡Nada menos, que la vida!
Alejandro: "N" Peralta Duarte, ahogado junto con Héctor Manuel Delgadillo Espinoza, se llamaba Isidro, y era un joven de 15 años aproximadamente, hijo de Chacho Peralta y Licha Duarte. Creo que le pusieron ese nombre por mí, haciéndome ese gran honor.
ResponderBorrar¡Jóvenes vidas reclamadas por el mar a cambio del sustento diario...!
Saludos.
Isidro Méndez G.
Hermosa poesía y narrativa, bien se dice que un pueblo hay una historia que contar. Gracias por compartirla Alejandro
ResponderBorrarDora Alicia Gutierrez Mercado, escribió. Uno de los compañeros del desaparecido Santiago Ruiz Muñoz, era mi hermano, se llamaba Jose Alfredo Gutierrez Mercado, tenía 27 años de edad, y el otro compañero era un buen amigo de la familia, se llamaba Leobardo Valenzuela Martinez, tenía entre 30 y 32 años de edad, él era de Batamote, Guasave, Sinaloa. Mi Hermano, era originario de Valle Escondido, Culiacán, Sinaloa.
ResponderBorrarEl Rosario, Baja Califoirnia a 5 de octubre de 2016.
Daniel Villalobos Zaragoza, escribió. Lo felicito Ing. Alejandro Espinoza Arroyo, hizo un excelente trabajo, me hubiera encantado conocer a mi tío Beto Villalobos Castillo, q.e.p.d. Según tengo entendido trabajaba junto con su papa Julio Espinoza Garcia, q.e.p.d.
ResponderBorrarIng Alejandro Espinoza Arroyo No tenia idea que uno de ellos fuera su hermano Dora Alicia Gutierrez Mercado. Gracias por darnos esos datos para enriquecer la historia, que no son otra cosa, que dolorosas tragedias? Muchas gracias.
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